I. Rosas

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Rosas

Mirar las rosas caer

Contrae tragedias agotables

Lamentos imperiales,

Verdades incurables.

Sus pétalos se esparcen

Con elegancia y temor

En movimientos tétricos

Que descuartizan al corazón.

Sus espinas son acertadas

Al momento de lastimar,

Como son las personas

Al momento de hablar sin pensar.

Las rosas se asemejan

A un mundo de dolor,

Donde sus pétalos son personas

Y sus espinas el corazón.

Un nuevo año, un nuevo comienzo, sin embargo, era la primera vez en el instituto donde todos hablaban de lo mismo ese primer día. Se trataba del poema que estaba pegado por todas las paredes.

Muchos conversaban sobre lo mal escrito que estaba y lo ridículo o ridícula que era la persona que dejó eso ahí, sin embargo, Inuyasha que había llegado hace apenas unos minutos y se detuvo a leer, permaneció de pie más tiempo del necesario. Todo porque aquel poema lo había dejado pensativo, de pronto se encontró a él mismo queriendo leer más, pero eso era todo lo que había. Todo con lo que él se debía de conformar.

Suspiró de manera baja y sacudió su cabeza para alejar pensamientos tontos, no era el momento para estar atento a eso. No era de leer ese tipo de cosas, de hecho, el libro más largo que había leído en su vida era los que le dejaban para las tareas, él era más de leer comics, donde había más imágenes que palabras porque realmente eso lo distraía.

Inuyasha no era mucho de estudiar, le gustaba más perderse del mundo donde no tuviese que compartir con otros su tiempo u oxígeno. Le molestaban sus compañeros porque no soportaba el ruido molesto que hacían. Pocas eran las personas que él soportaba, pero de nada le servía quejarse si ahí estaba, en la entrada del instituto.

—Que poco talento tiene este intento de escritor o escritora—se burló alguien detrás de él, pero Inuyasha solo hizo una pequeña mueca con los labios.

Un Poema Para TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora