Cuando los días parecen ser todos iguales, sientes que nada es correcto. Es justo esa sensación la que ha tenido Inuyasha durante muchos años. Su vida es siempre lo mismo, ver las mismas caras, fingir que todo está bien, aun cuando él no lo siente d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Fue lo mejor
Fue lo mejor, Olvidarme fue lo mejor, Solo traería dolor a tu vida. ¡Solo sufrirías más de lo que reirías! Aunque me duela amor Se que fue lo mejor, Te mereces alguien mejor, Una hermosa doncella que pueda abrir su corazón a ti, Una bella chica que no solo te haga perder la cabeza de problemas, Que calme tu dolor, Que cure tus heridas. Se que estarás mejor, Olvidarme fue lo mejor, Nunca sabrás que componía para ti, Y mucho menos que la palabra Te amo se tatuó en mi piel para que la descubrieras. Solo fuí alguién que amaste, Aunque me duela Dulce chico Hoy te dejo ir...
Kagome no pudo evitar admirar la habitación de Inuyasha una vez más. Era tal y como la recordaba, aunque muchísimo mejor. Por un momento quiso indagar en buscar los dibujos que él mantenía oculto, pero eso sería entrometerse en su privacidad y con el solo hecho de estar en su habitación, ya era mucho lo que él dejaba ver.
Sango estaba riéndose de algo que Miroku decía mientras colocaba los libros y cuadernos sobre el suelo. Kagome se sintió extraña, hace años que ella no tenía una sesión de estudios con amigos. Se sintió tímida, pero emocionada. Dos sensaciones que se permitió sentir, que abrazó, que la hizo sonreír de manera tenue, porque hace tiempo que Kagome rechazaba cualquier sentimiento positivo, así que, sentir aquello era como un pequeño logro. Y ella lo sabía.
Se sentó cuando Sango anunció que comenzarían con Letras. A medida que Sango enseñaba se daba cuenta de que Kagome sabía perfectamente lo que ella explicaba, contrario a Miroku e Inuyasha que casi se duermen a media explicación, lo que ocasionó que Sango tomara un libro y los golpeara con fuerza.
Kagome no pudo evitarlo, la carcajada que se escapó de sus labios hizo que los tres amigos se paralizaran. Era la primera vez que la escuchaban reírse de aquella manera, con lágrimas en los ojos y sin poder controlarse.
Una verdadera carcajada. Su risa ocasionó que segundos después los cuatros estuviesen riendo sin parar. Izayoi les llevó las galletas y continuaron con sus estudios.
Y así fueron los días consecutivos.
Kagome empezó a ansiar que llegara el final del día donde Inuyasha la esperaba para llevarla a su casa, o a la de Miroku quien tenía un hermano muy atolondrado que siempre le hacía ojitos de cordero enamorado, lo que ocasionaba que Inuyasha lo molestara.
Cuando visitaron la casa de Sango casi quiso que los padres de ella la adoptaran. Eran tan amorosos y la trataron como si ella fuese parte de la familia, también se dio cuenta del cariño enorme que le tenían a Miroku.
Cuando Kagome miró la foto del hermano de Sango sintió un dolor en el pecho, pero su amiga simplemente le rodeó el hombro y ambas miraron la foto.
—Recuerda, vive por ellos si aún no sabes cómo hacerlo por ti—comentó, besó la mejilla de Kagome y se quedaron ambas mirando fijamente la fotografía, en un silencio cómodo y el dolor en el pecho de Kagome se aflojó.
