XVI. Vago

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Vago

En un vago suspiro confesé que te amé,

Que deje abrir mis alas

Para que durmieras en ellas.

En una vaga mirada te transmití mi amor,

Como lentamente

Me perdía en tu calor.

En una vaga sonrisa

Te distraje a mirar,

A conocer esta chica

A más profundidad.

En un vago toque

Descubrí el placer

Que emana tu cuerpo

Que me hace caer.

En un vago sonido

Te empecé a extrañar,

Te empecé a buscar,

Te empecé a pensar.

En un vago silencio

Me di cuenta que no eras real,

Fuiste solo lo que yo quería,

Fuiste un papel más.

En un vago pensamiento

Lejano como el viento

Suspire en silencio

Por un amor ya estaba muerto.



Inuyasha no habló ese día.

Tampoco lo hizo al día siguiente cuando se encontró con sus amigos, su mente lo llevaba a que había interactuado con su medio hermano por al menos unos largos minutos.

Inuyasha solo recordaba que cuando era pequeño veía la vida soñada de cualquier niño en Sesshomaru. Padres orgullosos de él, un niño inteligente que aparecía en las revistas y televisión cada que ganaba un concurso. Niño con el dinero suficiente para tener los lujos que quisiera, niño con una madre y un padre que lo amaban con locura, que lo exponían al mundo como si fuese lo más hermoso que habían concebido y luego veía la situación en la que él estaba. Inu No nunca se había sentado a hablar con él sobre sus gustos o preferencias, su padre nunca lo había consolado cuando había perdido en algún concurso, tampoco lo animó cuando Inuyasha descubrió que amaba la pintura, nunca le dijo que se sintió en algún momento orgulloso de él porque simplemente Inu No nunca había actuado como un padre para él.

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