VXII. Renunciaste a mi

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Renunciaste a mi

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Renunciaste a mi

Renunciaste a mi

Cuando yo ya iba a luchar por ti,

Te rendiste ante mi dolor

Cuando pensaba en darte mi amor,

Te soltaste de mis cadenas

Cuando pensé en que deberías permanecer en ellas

Te apartaste

Esta vez sin avisarlo antes.

Renunciaste a mi

Cuando yo solo quería robarte un beso,

Cuando solo quería un abrazo sincero,

Cuando al fin vi un cielo sin ser negro,

Cuando me detuve a pensar si hacernos daño es lo correcto.

Renunciaste a mi

Y tomaste la decisión correcta,

No voy a pelear

Solo te haría daño en mi guerra,

Te dejaré ser feliz

Sin ser una intrusa molesta,

Te dejare volar,

Sin detener tus alas al verte lejos

Te dejaré mirar,

Otros ojos sin hundirme en celos, sin odiarte por amar a alguien más.


Kagome por un momento pensó que vivía en una realidad alterna o que la vida frente a ella pasaba a una velocidad de la que ella misma no era capaz de comprender. Se preguntó por un momento si acaso ella estaba atrapada en otra realidad viendo como el mundo se mantenía en constante movimiento y ella seguía igual, estancada desde que ocurrió ese hecho que la marcó, desde que su madre ya no estaba con ella, desde que tuvo que buscar una manera de sobrellevar su dolor, pero al final todo era una mentira, su dolor seguía tan latente como el primer día.

Era una mentirosa por excelencia, se dio cuenta en ese momento cuando todo ese tiempo en donde peleaba con su padre se dijo que lo odiaba y que no quería nada de él, sin embargo, ella estaba sintiendo celos. Celos de la chica de sonrisa fácil, vestido floral azul que le quedaba tan cual, a una modelo de revistas, maquillaje a la perfección y un precioso cabello que seguro que sería la envidia de múltiples marcas de productos para el pelo.

Un Poema Para TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora