Amantes de la Nicotina (Boys Love) | COMPLETA ✓

18. We Are Young

Querido Will.

Necesito poner en orden mi historia.

Creo que necesito un bolso para poner todas estas cartas, ya que son más de treinta.

En fin, supongo que sabrás porqué te escribo esta vez.

Zara se fue de mi vida.

Se fue hace una semana, como era de esperar, aceptó el trabajo y ahora vive en Francia, dudo que la pueda volver a ver.

Juro que traté de que esto no terminara, te lo juro Will. Pero simplemente esto se salía de mis manos y decidí mejor aceptar que esto estaba pasando y no había vuelta atrás.

Es duro volver del trabajo y encontrarme el departamento sin ninguna de sus cosas. Fue una semana horrible.

Trato de ver el lado positivo, ahora tengo tiempo para concentrarme en mi tesis, quiero empezar lo antes posible para no atormentarme en el último semestre. También renuncié a uno de mis trabajos, ya que ahora que vivo solo, casi no consumo mucho dinero.

En conclusión, creo que todo pasa por algo y espero que mi desgracia no se te pegue Will. Si algún día nos volvemos a ver, lo primero que quiero hacer es verte feliz, verte como un chico nuevo y que este cambio fue para bien.

Enserio que quiero volver a verte Will Seron.

Con Amor, Miles.

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Sé que esto de las cartas se volvió un hobbit muy adictivo, incluso más que los cigarros.

Eran las siete de la noche, es tarde y el cielo se tornaba en color oscuro. Los carteles de publicidad hacían que la ciudad parezca que nunca descansa. Ya había escrito otra carta para Will, la tome, le puse en un sobre y la guarde en una caja que estaba en mi habitación. Es demasiado triste ver mi habitación, sin ella acostada en la cama o moviéndose de un lado a otro buscando algo que ponerse.

—Necesito un respiro.

Tomé un abrigo y salí de mi departamento a comprar algo de tomar y unos cigarros, me hacían mucha falta en estos momentos. La ciudad en la noche era bastante hermosa, los carteles iluminaban como si fueran estrellas cercanas, además que las calles parecían nunca estar vacías por la cantidad de gente que pasaba sin fijarse demasiado. Era poético si me lo ponía a sobre analizar.

La tienda más cercana era un 7-Eleven, desde que llegué aquí me parece raro ese tiempo de nombre para una tienda, pero no soy nadie para juzgar. Agarre unas bebidas de cereza, una cajetilla de cigarros y cuando estaba a punto de pagar, veo que había gomitas con relleno. También las compre.

De vuelta a mi departamento, abrí una de las latas de soda y las otra la puse en la nevera, quería sentarme, pero solo la misma idea de estar sentado sin hacer nada, me dolía el estómago. Mejor salí por la ventana y tomé la ruta de las escalares que van a la terraza y ver un poco de la ciudad.

De todas las ciudades que he estado, esta podría estar en mi segundo puesto de favoritas, es tranquila, aunque en las autopistas parece que no hay control al volante. Sorbía poco a poco mi bebida mientras miraba todo el panorama, es bastante tranquilo aquí arriba. Solo que mi tranquilidad duró poco cuando en el bolsillo de mi pantalón, empezó a desprender un sonido de llamada que me saco un pequeño susto. No logro acostumbrarme al sonido de mi nuevo celular.

—¿Hola? —Conteste sin saber quién era, ese celular lo compre hace unas semanas atrás, así que no registro del todo mis contactos.

—Hijo, hola ¿Cómo estás?

—Oh papá, todo bien.

—¿Seguro? Oí lo de Zara y solo quería saber que todo estuviera...

—Si, todo está bien —interrumpí a mi padre para que no siguiera diciendo nada de ella.

—Mira, sé que las primeras relaciones suelen ser las más duras de terminar, lo digo por experiencia.

—No tienes idea de lo que duele.

La primera noche en que no estuve con Zara, sentía que el mundo se me caía a pedazos, estaba a punto de entrar en un ataque de pánico, si no fuera que recordaba episodios pasados y rápidamente metí mi cabeza en el congelador, algo frío ayudaba a bajar la ansiedad y me distraía de cualquier pensamiento.

Era la misma sensación que sentía cuando mi madre me dijo que no me quería y nos fuéramos de su casa. Un sentimiento de vacío y culpa por existir.

—Hijo —En su voz se notaba un claro apagón—. Mira, sé que nunca he sido el mejor padre, de hecho, muchas de mis acciones hicieron que casi te pierda. Pero sigo siendo tu padre y quiero decirte que, como hijo mío, tú puedes salir adelante, lo has demostrado anteriormente y sé que esta vez también lo harás. Porque eres Miles Lozon mi hijo, mi hijo el valiente.

Mis ojos fueron los primeros en reaccionar en sus palabras, estos estaban soltando algunas lágrimas que recorrían mis mejillas.

—Gracias papá, enserio necesitaba escuchar eso.

—Siempre estaré para ti, aunque no lo demuestre —Podía escuchar como la voz de mi padre se agrietaba un poco, supongo que no era el único con los ojos cristalizados.

—Te quiero, papá.

—Yo también te quiero hijo.

Fue lo último que escuche de mi padre en la llamada.

Guarde mi celular a la par que saca un cigarro de la cajetilla. Para mi desgracia olvidé traer mi encendedor, así que solo era yo solo con un cigarro sin encender entre mis labios.

—Enserio todo sería más fácil si estuvieras a mi lado... Will.

Es doloroso saber que el posible amor de tu vida se haya ido lejos de ti, pero es aún más doloroso saber que tenías otro pretendiente y también se largó muy lejos de aquí.

Supongo que estoy destinado a quedarme solo y no estar con alguien en mi vida.

Pero al mal tiempo mala cara. Mi padre me recordó los muchos problemas que he pasado y cómo los he afrontado, así que una ruptura puede dolor y con el tiempo volver a la normalidad. Así que mejor me concentro en mi presente y dejó el pasado en el pasado.

Porque soy Miles Lozon y puedo seguir adelante, aunque sea un camino muy doloroso de soportar.