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Nunca en su vida experimento lo que eran nervios, pero hay una primera vez para todo y esa estaba siendo la suya, su pie se movía muy inquieto, sus ojos fijos en el párrafo del libro que supuestamente leía desde hace 10 minutos, pero no lo hacia, sentir la otra presencia era inevitable, más que todo si el rubio no dejaba de verlo de esa manera, se sentía desnudado con sus intenso ojos avellana, en sus clases no le enseñaron que hacer en esos casos.

Aunque no lo viera al tener el libro frente a él, sentía su penetrante mirada que traspasaba el grueso libro, el no era una persona impaciente pero esa situación lo estaba poniendo ansioso, bajo el libro con fuerza causando que resonará en toda la sala de la biblioteca, el rubio solo lo miro y él resoplo resoplo.

- Esto es incómodo, tienes que seguirme a todos lados? – cuestionó mirándolo.

- Es mi obligación procurar su seguridad alteza, y si, debo ir con usted a todos lados donde vaya, es lo que un guardia personal hace – contesto siempre con respeto y formalidad, a Jungkook no le gustaba eso, era diferente a como cuando se vieron la primera vez.

- Pues es incómodo, me siento acosado, podrías sentarte, tal vez eso ayude – sugirió mostrándole la silla frente a él, Kim lo considero unos segundos y entonces avanzó hasta sentarse frente a él, Jungkook asintio y tomo de nuevo su libro para seguir con su lectura.

- Siempre está solo – pregunto el rubio mirando todo el lugar, no había nadie ahí aparte de ellos dos, el azabache solo respondió con un “mjm” pero él parecía querer seguir hablando.

- Entonces no sale a pasear, no tiene amigos – siguió  y Jungkook inhaló bajando el libro para verlo.

- Seguro mi padre te puso al tanto de como es la situación aquí, hijo enfermo, miedo de que le pase algo, entonces lo mantienen en secreto, todos créeme que murió, solo los que sirven aquí saben de él, pero nadie puede hablar o morirán, no suena a que salgo mucho y que tenga amigos, o si – contó con sarcasmo, volvió a prestar atención a su libro, pero la risa del otro de nuevo lo distrajo.

- Siempre eres así de gruñón, te ves tierno de esa manera, supongo que el encierro te tiene así, verdad – el bufo pestañeando asombrado, ya no usaba formalidades para hablarle y no le molestó para nada, dejo el libro de lado y apoyo los brazos en la mesa mirándolo.

- Creo que me agradas para amigo, cuántos años tienes, se ve que eres mayor – inquirió, el rubio sonrió cruzando los brazos y reclinándose al espaldar de la silla.

- 25, y en serio crees que tenerme de amigo sea buena idea – él asintio seguro, eso solo lo hizo sonreír aún más.

- Cuéntame de ti, ahora que eres mi guardia personal debería conocer más de ti, se supone que debo poner mi confianza y seguridad en tus manos, pero quiero saber más, que dices – sugirió con un tono de emoción, el no se negó, también quería saber más del menor, le sería muy útil para después.

Día de la fiesta.

Los carruajes con reyes de los reímos vecinos iban llegando, el gran salón donde se reunían estaba decorado de manera sutil, todos hablaban de una sola cosa, el príncipe del reino de Aritmania, todos estaban ansiosos por conocer al fin al príncipe, fueron años de no saber de él desde su nacimiento y ahora volverían a verlo.

Unos hablaban de su apariencia, diciendo que seguro se vería tan demacrado por su enfermedad, que seguro estaba en los huesos y muy pálido, casi un cadáver andante, incluso se oía decir que no podía caminar, los príncipes y princesas en cambio platicaban sobre si sería capaz de bajar, lo tachaban de cobarde, que seguro fingía su enfermedad para ganar empatía, otros en cambio hablaban de matrimonio, ya que estaba cumpliendo 20, edad dónde empezaban a buscarles posibles parejas, porque un rey no podía reinar solo, el pequeño murmullo se escuchaba en todo el salón.

My princeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora