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Todo le daba vueltas, el techo empezaba a temer formas abstractas, sentía los párpados pesados, no podía mover sus extremidades, tenían que arrastrarlo para moverlo, pero a contra de todo trataba de mantenerse despierto, sentía que ya no podría más, su cuerpo ya no soportaría otro días más en ese lugar, lo sentía, y por eso le gustaría ver al menor por última vez, pero claro, no se lo permitirían.

De saber que iba a terminar amando a ese chico, no habría seguido con eso, porque ahora estaría a su lado, viéndolo sonreír, escuchando su melodiosa voz, respirando su dulce olor, sintiendo sus labios, su piel, le hubiera gustado poder tener más tiempo con él, pero agradecía todo lo que vivió, los sentimientos, las emociones, todo, al menos pudo estar una vez piel a piel, con eso tenía suficiente, podría irse en paz pero sabía que sufriría mucho, eso lo detenía.

Podía imaginarlo llorando, incluso su mente le jugaba haciendo que lo escuchara, rió por eso, no quería que llorara por el, no merecía sus lágrimas, ni su amor, no lo merecía, pero lo amaba, así como él lo hacia, podían ser diferentes pero el amor tan fuerte los unía, haciéndolos perfecto para el otro, sabía que no podría volver a amar a nadie más, y se encargaría de buscarlo en sus otras vidas, dónde lucharía por darle un mejor final que ese.

- No llores por mi, no me olvides, no pude decirlo antes, pero.. yo te amo también – nadie lo escucha a pero necesitaba decirlo, unas lágrimas escaparon de sus ojos, mismos que se cerraron, estaba cansado, ya era tiempo de dejar de luchar.

Todo estaba planeado para esa noche, no podían esperar más tiempo, no sabían que ya podía ser tarde, pero aún así lo harían, él príncipe no sabía nada de eso, no podían decirle si no estaban seguros del éxito.

Cómo ya se sentía mejor tenía que pasar tiempo con Jeori, apenas la vio sintió que le darían náuseas, usaba un perfume algo fuerte, y si le caía a náuseas, creí que era porque aún estaba recuperándose, se sentó frente a ella, siempre se veían en la biblioteca, no quería salir con ella a los jardines, ella empezó a contarle sobre lo que le gustaría hacer cuando ya estuvieran casados, oh maravilloso.

Quería hijos, un perro, oh su propio castillo, ridículo, todo lo que decía le parecía ridículo, pensó en las probabilidades, si ella caía accidentalmente desde ahí arriba, sus padres que dirían para salir de eso, seguro que ya no podrían usar su enfermedad de excusa, sonrió de solo imaginar el caos que eso provocaría, Jeori creyó que era por algo que ella dijo, oh niña tonta.

- Sabes, al menos deberías decir que piensas, yo creo que como ninguno a estado con nadie antes, el blanco sería perfecto, no crees, somos vírgenes, puros aún, se vería bonito, que dices – él  bufo, virgen, bueno no dudaba eso de ella, pero él, recordó aquella noche, los brazos de su amado, sus besos, sus caricias, lo extrañaba tanto, quería verlo, exhalo, todo eso era tan injusto, miro a la castaña y sonrió de lado.

- Me da igual, además yo ya estuve con alguien por si lo olvidaste, estuve con él la noche antes de.. antes de que llamarán a tus padres, así que no creas que estaría en mi primera vez contigo, que desagradable – soltó con molestia, solo imaginarlo le causaba una sensación nada bonita, no, claro que no permitiría eso, ella apretó la mandíbula, apoyo las manos en la mesa haciendo sonar, el la miro sin interés.

- No me importa que hayas estado con alguien más, de todas maneras vas a casarte conmigo y punto, no hay vuelta atrás en esto y lo sabes, al final de este mes seremos esposos y no tendrás de otra que cumplir con tu papel, quieras o no – el se levantó del sofá golpeando aún más fuerte la mesa mirándola fijamente, ella se sobresaltó por su cambio.

- Escucha niña tonta, tu sigue haciéndote esas ideas tontas en tu cabezota de maní, no me asusta, porque no voy a cumplir nada, si nos casamos, pues que bien por ti, pero desde el primer momento que eso pase, prácticamente tengo poder sobre ti, o es que olvidas las normas, puedo mandarte a dormir al otro lado del castillo si me apetece, así que deja de hablar como ave cantora, me encargaré te hacerte la vida imposible entendiste – dicho eso salió de ahí dejándola sin importar que si madre después lo regañara, le daba igual.

My princeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora