Kylo Ren ( El terror de los siete mares )

Capítulo 25

Habían pasado varias semanas desde que habían dejado Exegol cuando avistaron las playas de Ilum, Rey suspiró aliviada cuando escuchó el clásico grito de tierra a la vista, esa vez el viaje le había parecido muy largo, pero ya estaban ahí y pronto vería a su nana, la señora gruñona tenía mucho que explicar.

Pronto llegaron al puerto y cuando desembarcaron, los niños que esperaban exaltados los navíos, se acercaron a rodearlos, Ben habló un momento con ellos y después tomó a Rey del brazo para ir hacia la colina donde estaba su cabaña, un mozo se encargó de los baúles y los subió a una carreta que era tirada por un burro para seguirlos, Ben se dio cuento de que Rey estaba inusualmente callada y la comprendía, había llegado el momento de hacer preguntas.

Le apretó la mano y ella se acercó más a él, la verdad era que tenía miedo, pero agradecía tenerlo cerca.

—Si nunca te hubiera conocido... —empezó ella a hablar, pero Ben la detuvo.

—No digas eso, Rey, las cosas pasan como tienen que pasar, nos conocimos porque así debía ser.

—¿Tú crees?

—Estoy seguro.

—Me alegro de tenerte conmigo, me aterra lo que me pueda decir mi nana.

—Siempre voy a estar contigo, Rey, no importa lo que te diga tu nana, eres mi mujer y te amo.

Iban a medio camino cuando él se dio cuenta de que Rey empezaba a estar cansada, sin decirle nada, la tomó en sus brazos y subió con ella así el resto del camino, Jocasta los había visto y esperaba en la puerta de la cabaña, una de las muchachas de la isla, que le hacía compañía, salió también y ayudó al mozo a meter los baúles y se hizo cargo también de la bolsa que Ben llevaba al hombro cuando él la dejo caer al suelo después de bajar a Rey.

—¿Qué te pasó, niña? —cuestionó Jocasta al ver el gesto de incomodidad de Rey.

—Nada, nana, estoy bien —le dijo mientras le daba un abrazo, a pesar de todo, la había extrañado —, es solo que después de tanto estar en el mar, me siento un poco extraña de tener los pies en tierra firme.

—¿Estás segura, mi niña? Estás rara.

—Estoy bien.

—Será mejor que descanses un poco, mi cielo —le dijo Ben a Rey tomándola de nuevo en brazos para llevarla a la habitación.

—Pero Ben...

—Mas tarde, cuando estemos los tres solos, hablaremos con ella, y la verdad si te hace falta descansar, estás pálida.

—Últimamente me siento cansada y con sueño a todas horas, ¿estaré enferma?

—Le pediré al curandero de la isla que venga a verte —la dejó en la cama y bajó las cortinas de red para evitar que los mosquitos se colaran.

—¿Un curandero?

—No tenemos un doctor aquí, mi amor, solo él y una partera.

—No necesito una partera, Ben.

En ese momento algo empezó a despertar en los recuerdos de Ben, las palabras de la hechicera, ella había dicho, en su estado, se sentó junto a ella y le puso una mano al vientre, Rey lo vio fruncir el ceño y también vio varias emociones pasar por su rostro. Esperanza, alegría y preocupación.

—¿Ben?

—Rey, ¿desde cuándo no tomas el té que te daba Phasma?

—¿El té? ¡El té! —exclamó cuando entendió lo que él le estaba preguntando.