Capítulo 27

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Algunos años después, Rey esperaba en la cima de la colina, su hijo corría feliz mientras Ben terminaba de hacer las ultimas reparaciones al cañón, el momento de partir había llegado, al fin había podido convencer a su terco marido de aceptar el reino de Alderaan, no es que a ella le entusiasmara la idea, pero como Han y Leia habían dicho en varias ocasiones, era la herencia de sus hijos, ellos merecían conocer sus raíces.

Ben, al final había cedido a los ruegos de su mujer, después de saber que estaba embarazada por segunda ocasión, pero no habían partido de inmediato, su pequeña hija, Ileana, ahora tenía casi cuatro años y apenas hacia un par de semanas le había dicho a Rey que partirían a Alderaan para quedarse ahí de manera indefinida, Vicrul y Cardo se quedarían a cargo de la Isla, viendo que todo marchara bien.

Hacía tiempo ya que sus incursiones al mar habían ido disminuyendo, solo navegaban de manera esporádica, cuando les llegaba algún rumor de escaramuzas en islas cercanas, algunos de los miembros de su tripulación se habían independizado y se dedicaban a la pesca o al comercio de especias y a algunas otras cosas no tan legales.

Ben era feliz con su familia, su amor por Rey era cada día más fuerte, su tesoro más preciado ahora era más valioso, su riqueza no estaba en el oro, las propiedades o el reino, eran su mujer y sus hijos, Eliel e Ileana, para él nada importaba más que ellos.

La voz de la nana Jocasta llamando a los niños lo distrajo y al verlos correr hacia ella, sonrió, jamás habría pensado que la severa mujer doblara las manos ante sus traviesos hijos, pero los adoraba, eso era seguro, cuando los vio entrar a la casa, volteó a ver a Rey que observaba un punto en el océano, dio una última revisada al cañón y conforme con el resultado, fue hacia ella.

—¿Qué pasa, amor? Estás muy callada —la abrazó por la cintura y ella se recostó en su pecho.

—Voy a extrañar este lugar, Ben.

—Yo también, pero podremos venir siempre que quieras. Recuerda que tenemos una tradición que no podemos olvidar.

—¿Nuestro aniversario en Endor?

Todos los años, acercándose la fecha de su aniversario de bodas, viajaban a Endor para festejar, en aquella cueva que les traía recuerdos tan agradables, ahora iban con sus hijos y convivían con los Ewoks, por unos días para después seguir su camino rumbo a Alderaan, donde también pasaban unos días para finalmente volver a su hogar en Ilum.

—Exacto —murmuró Ben —. Después de eso podemos venir a pasar un par de semanas aquí. Será el mismo viaje, pero a la inversa.

—Eso me gustaría mucho, Ben, no quiero abandonar del todo este lugar, aquí empezó mi vida contigo.

—Nuestra vida juntos empezó el día que te encontré en ese bosque, Rey, ese día nuestros destinos quedaron atados para siempre.

—Creo que ya estaban escritos desde antes, mi amor.

—Tienes razón, ven, vamos a dar un paseo, debemos aprovechar que tu nana entretiene a los niños.

—¿A dónde vamos? —preguntó Rey.

—A despedirnos de Ilum, como debe ser.

—¿Qué estás tramando, Ben Solo?

—Ya lo verás, mi amor.

Rey se dejó llevar sospechando a donde iban, aquel lugar donde alguna vez habían hecho el amor como un par de adolescentes y sintió la emoción de aquella vez, no podía quejarse, le encantaba ser aventurera con su esposo, de vez en cuando se escapaban de los niños para dejar atrás la rutina y pasar un momento a solas.

Kylo Ren ( El terror de los siete mares )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora