2 1 - Alone

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Sunghoon se espantó en cuanto vio a Jake desplomarse en el suelo. Preocupado y con el corazón latiendo a mil por segundo, corrió lo más rápido que sus piernas tambaleantes le permitieron. Se arrodilló junto al muchacho, nervioso hasta la médula, y empezó a darle pequeños golpes en las mejillas, creyendo que así podría despertar.

Desesperado y sin saber qué hacer, tomó a Jake entre sus brazos, se levantó y empezó a correr en dirección a la casa del australiano. Sunghoon no era una persona muy deportiva, por lo que no pasó mucho tiempo para que se cansara terriblemente. Paró su andar por unos segundos, respirando agitado y recobrando las fuerzas para llevar a Jake hasta su casa, dónde podrían atenderlo mejor que él mismo. No podía dejarlo ahí, necesitaba con todas sus fuerzas que Jake se despertara de nuevo, o lloraría de culpa.

Recopilando la rabia que le causaba no saber qué era lo que sucedía con Jake y por qué era tan reservado, a paso constante pudo llegar a la residencia en dónde vivía el muchacho con su hermano, así que tocó el timbre mientras reposaba unos segundos.

—¿Si? —Respondió una voz robótica por el intercomunicador, así que supuso que se trataba de Felix, por su tono.

—Soy Sunghoon. Jake se desmayó, está aquí conmigo. —Respondió presionando el botón, con la voz agitada. Felix no respondió más, puesto que de inmediato, la puerta del edificio se abrió. El platinado ingresó con Jake aún en brazos, completamente pálido y demasiado pesado. Llamó al ascensor, ya que aunque los Shim vivían en el tercer piso, ya no podía seguir cargándolo por mucho tiempo.

Se subió en cuanto el ascensor abrió, agradeciendo que iba completamente vacío. Marcó el botón del piso tres y esperó pacientemente a que la máquina hiciera su trabajo. Cuando abrió, se encontró con aquel rubio pecoso, que los esperaba impacientemente con rostro preocupado. Entre los dos los cargaron y lo llevaron hasta su habitación.

—Espera aquí. Iré por un poco de alcohol. Mientras tú lo despiertas, iré a prepararle un poco de chocolate, por si se le bajó el azúcar. Ya ha pasado un par de veces. —Dijo apurado Felix, corriendo de allá para acá. Le entregó una botella de alcohol al muchacho, quién la abrió inmediatamente y la puso bajo las fosas nasales de Jake.

El muchacho se empezó a reincorporar segundos después, viendo a Sunghoon como una lejana figura en un ambiente blanco y borroso. La voz del baterista cada vez se escuchaba más nítida, y su corazón se aceleraba conforme iba distinguiendo el rostro del platinado. Cuando estuvo completamente lúcido, se recostó de lado y cerró los ojos de nuevo, dándole la espalda a Sunghoon.

—¿Princeso? ¿Estás bien? —Insistió el muchacho, agitando el brazo del menor, quien se quejó y se zafó de su agarre.

—¡¿Ya despertó?! —Gritó Felix desde la cocina, preocupado. Sunghoon le gritó de vuelta que sí y el rubio suspiró, aliviado.

Como por más que intentaba que Jake le respondiera pero este lo ignoraba por completo, se levantó de la cama y empezó a pasearse por la habitación. Observó la pared llena de polaroids que había tomado el muchacho, pero prácticamente todas eran de paisajes o personas desconocidas. No había fotos de Jake con amigos o familia, solo unas cinco con Jay y algunas más con Felix y Chris; pero de resto, no había más nada en donde Jake apareciera.

La habitación estaba bastante ordenada, cosa que caracterizaba al dueño. Había un par de cámaras por ahí, además de que había llenado las paredes con pósters de películas de superhéroes y sus series favoritas, aparte de los de fútbol.

Observó que en el pequeño sofá que estaba al otro lado de la pieza estaba aquel peluche que se había ganado en la feria hace unas semanas y sonrió, recordando lo bonito que se veía Jake cuando cargó al peluche en sus manos. Todo el frío que había adquirido al caer en el agua helada, se había ido al ver aquella sonrisa y la forma en que sus bonitas mejillas pecosas se abultaban.

Don't look at me! [ˢᵘⁿᵍʲᵃᵏᵉ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora