2 O - Corn Dogs

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Jake estaba recostado de la pared junto a la puerta del auditorio, intentando que su corazón y respiración volvieran a su ritmo normal. ¿Por qué podía correr por toda la escuela sin cansarse pero no podía ver a Sunghoon porque le faltaba la respiración como si hubiese corrido una maratón? No lo sabía, pero le daba miedo pensar demasiado en eso.

Cuando logró que por lo menos sus piernas dejaran de temblar, se dirigió rápidamente a la enorme cancha hacia el oeste de la escuela. Cabe mencionar que La Academia era una institución amplia y sin dudas bastante novedosa; era lo más cercano a la estructura de una universidad de élite.

Jake llegó cuando el entrenador aún no aparecía en el campo. Dejó sus cosas en la banca y saludó al resto de los miembros del equipo. Se paró junto a Riki, quien se encontraba haciendo estiramientos extraños, casi como una bailarina. El australiano jamás había reparado en los movimientos demasiado flexibles del japonés.

—¡Hola Hyung! ¿Cómo está? —Preguntó el menor, tocándose la punta de los pies. Jake lo miraba con los ojos bien abiertos, puesto que el muchacho era muy alto y aquello se veía doloroso para alguien que está tan lejos del suelo.

—Hola, Riki. Muy bien, ¿Y tú? —Respondió, cambiándose los zapatos por los tacos.

—No luce muy bien. ¿Tiene fiebre? —Inquirió, esta vez doblando todo su cuerpo hacia adelante, abrazando las piernas estiradas.

—Que yo sepa no. ¿Por qué? —Dijo, mirando con recelo los movimientos del japonés. Lucía como si se fuera a partir en cualquier momento.

—Es que tiene la cara muy roja. ¿Seguro se siente bien? —Insistió, estirándose hacia arriba y haciendo tronar sus huesos. El mayor se tocó las mejillas, dándose cuenta de que estaban calientes. Avergonzado, bebió agua fría y sacudió la cabeza, como si aquello fuera a sacar la imagen de Sunghoon tocando la batería de su cabeza.

→◦「🍂」

—¡Alto, alto! —Gritó el entrenador después de sonar el silbato un par de veces. Todos los jugadores se detuvieron en seco y la pelota que había sido pateada hace un segundo, fue a parar en el estómago de Jake, haciéndolo caer al suelo.

Todos se acercaron rápidamente al Omega, porque jamás había sido golpeado así en algún entrenamiento. Pero no era un secreto que ese lunes, Jake estaba jugando de una manera bastante... Decadente. Iba muy despacio, estaba desconcentrado, falló en unos seis goles y se veía cansado. Cuando supieron que no se había muerto, Riki le extendió la mano para ayudarlo a levantarse.

Faltaban tan solo cuarenta minutos para que el entrenamiento terminara, y se estaba muriendo de la vergüenza porque Sunghoon ya estaría por llegar, y él jugando como un novato. El entrenador lo apartó del resto de muchachos para hablar con él. Se sentaron en la banca mientras que le ofrecía un poco de agua bien fría.

—¿Está todo bien, muchacho? —Jake lo miró con el ceño fruncido, intentando hacerse el que no estaba enterado, mientras bebía del vaso con agua que le había servido el aguatero, es decir, Jeongin. —Sabes que eres de mis mejores jugadores, Shim. No te había visto jugar en tan malas condiciones como hoy. ¿Seguro que nada te sucede?

Pero Jake no sabía qué responderle al entrenador. Era verdad que no le estaba sucediendo nada, por lo menos no en ese momento. ¿Pero por qué demonios se tropezaba con la pelota y no podía ni siquiera patearla? Estaba muy desconcentrado, y por más que intentaba mantener la mente concentrada en el entrenamiento, su mente retrocedía horas atrás, cuando vio a Sunghoon tocar la batería.

Era como si no pudiera pensar en otra cosa que no fuera el Alfa, lo que le estaba poniendo los pelos de punta. Completamente incomprensible para su cerebro.

Don't look at me! [ˢᵘⁿᵍʲᵃᵏᵉ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora