3 O - Sincerely pt. 2

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Al terminar aquel agotador día lleno de sudor y ropa mojada, Jake tomó, como todas las tardes después del entrenamiento, una larga ducha con agua tremendamente fría. Sus músculos agradecieron aquella acción. Se sentía mucho mejor que hacía una semana. Algo en su pecho decía que a partir de entonces, todo sería mucho mejor que antes. Acompañó a Jay y Jungwon, quienes lo llevarían a casa, como habían estado haciendo toda la semana.

Poco a poco, la alegría volvía a inundar el cuerpo de Jake. Había dejado de utilizar sus supresores y su organismo se lo agradecía. Sabía perfectamente que aquel no era más que el comienzo de un largo viaje que conllevaba sanar, pero estaba feliz de empezarlo después de tanto tiempo. Pero a pesar del nuevo semblante relajado del Omega, Jay no podía dejar de preguntarse qué había sucedido como para que su mejor amigo ya no quisiera ni siquiera ver al baterista.

—Bueno, llegamos. Nos vemos mañana, ¿Vale? —Dijo el Alfa, despidiéndose del muchacho en el asiento trasero.

—Por su puesto. No se pueden esconder de mí. —Se burló, dándole palmadas en los hombros a ambos chicos. —Nos vemos mañana, y más les vale no hacerme bajar del auto porque quieren hacer un "rapidín".

Se quejó y bajó del carro, cerrando la puerta detrás de él. Suspiró y cerró los ojos, llenándose de las buenas vibras que aquella pareja le producía. Parecía como si la mente de Jake solo quisiera ver las cosas buenas de cada situación, y él estaba muy bien con eso. Tener gratitud por cada pequeña cosa de la vida lo ayudaba a ser feliz, que era lo que más necesitaba.

Entró al edificio y subió al ascensor, donde sonaba alguna canción muy pegajosa de la década pasada. Jake tarareaba la melodía mientras esperaba llegar al piso en donde le correspondía quedarse. Buscando distraerse con cualquier cosa, miró el espejo, en donde se vio a sí mismo como era en realidad después de mucho tiempo, sin maquillaje, con aquellas chispas de chocolate adornando su rostro, con su metro setenta y sus pechos por fin notándose un poco.

Estaba intentando que no le importara lo que la gente pensara de él, lo que estaba resultando bastante liberador. Es increíble como un acontecimiento que nos rompe el corazón puede simplemente impulsarnos a cambiar nuestra vida, a ser mejores, a aprender que al final del día, la única persona que tenemos es a nosotros mismos.

Con una sonrisa giró y salió del ascensor, sintiéndose como una persona totalmente nueva. Insertó la llave en la cerradura de la puerta de su departamento y abrió. Las luces estaban apagadas, por lo que se sacó los zapatos, dejó la mochila y encendió la luz, llevándose el susto del siglo en cuanto Felix y Chris aparecieron frente a él con un enorme cartel. Casi le da un infarto al pobre Jake.

—¡¿Quieren que me muera?! —Gritó el Omega, con una mano en el corazón y sin aliento, recostándose de la pared, dándoles la espalda.

—Lo siento Jakey, solo queríamos sorprenderte. Mira. —Entonces levantaron el cartel, mostrándole al menor lo que decía.

"Oficialmente eres mi responsabilidad y nuestra familia se puede ir al carajo"

Se leía en letras grandes. Jake frunció el ceño, confundido, sin saber con exactitud a lo que se refería el pedazo de papel. Se acercó a su hermano, quien le entregó un papel el cual decía que ahora era su tutor legal. Las lágrimas no tardaron en acumularse en los ojos del pecoso Omega, quien comenzó a llorar sin siquiera darse cuenta. Estaba en un completo estado de shock, ni siquiera había reaccionado a la forma en que Felix lo sacudió de manera enérgica.

Jake veía fijamente el cartel, con los ojos bien abiertos y sin aún entender del todo lo que sucedía. Chris, preocupado porque su hermanito tenía la misma expresión desde hacía cinco minutos, se acercó.

Don't look at me! [ˢᵘⁿᵍʲᵃᵏᵉ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora