2 9 - Sincerely pt. 1

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El fin de semana, para Jake, estuvo bien. Pasó el domingo con su hermano, cuñado y mejor amigo, cosa que sacó de su mente todo rastro de frustración y dolor. La playa era mucho mejor de lo que su creativa mente había logrado imaginar. Estaba eufórico y lleno de vitalidad gracias a ese bonito día.

En la noche no tuvo que hacer un gran esfuerzo para dormir, puesto que apenas puso su cabeza sobre la almohada, se quedó dormido. Luego Jay le reclamó el hecho de que le había pedido que se quedara en su casa para hacer una pijamada pero gracias al sueño invasivo del Omega, esos planes quedaron en el olvido.

La mañana del Lunes, el par de mejores amigos se encontraba sentado en la barra de la cocina, desayunando, mientras se reían de las quemaduras del otro. Aquel asunto simplemente había abandonado la mente de Jake por completo, una de las razones de su felicidad ininterrumpida.

—Bien. Al terminar de desayunar, parten a la Academia. Tienen que pasar buscando a Jungwon, así que no se tarden mucho. —Ordenó Chris, terminando de acomodarse para salir a una junta de abogados. —Por favor, me avisas en cuanto llegues a la escuela, ¿Si?

Jake asintió y le sonrió a su hermano. El Alfa se acercó y dejó un beso en su frente. Salió del departamento y dejó al par de adolescentes solos, puesto que Felix ya se había ido hacía rato a su universidad.

—Bueno, ya estamos listos. ¿Nos vamos? —Inquirió Jay, terminando de lavar los platos y Jake de acomodar la mochila.

—Si. De todos modos tenemos que pasar por la casa de Jungwon, así que en el auto puedo terminar de copiar la tarea que olvidé. Apresúrate. –Cogió ambas mochilas, las llaves y salieron del departamento rápidamente. Se montaron en el auto del Alfa y condujeron hasta la casa del pequeño Omega, quien se encontraba sentado en la acera frente a su casa. Se levantó en cuanto el vehículo de su novio estacionó y se subió al asiento del copiloto, para después saludar con un beso a Jay. Cosa que se prolongó tanto que Jake tuvo que quejarse. —Después se comen la boca y todo lo que quieran, pero vamos a llegar tarde a clases si no te apresuras, Jay.

Alfa y Omega, apenados, se volvieron al frente y así se mantuvieron concentrados por la carretera en todo el camino. Jake, en el asiento de atrás, después de terminar de copiarle la tarea al generoso Jay, intentaba darle forma a la idea para un cuento que imaginó mientras se duchaba en la mañana. Cuando por fin tuvo algo, lo escribió en las notas de su teléfono y sonrió, feliz de que aquello en verdad era un gran distractor de problemas.

Jungwon, por su parte, iba pensando seriamente en lo que debía hacer para solucionar aquel embrollo. Sabía que no era su asunto, pero algo dentro de él le decía que debía actuar. No creía que hablar con Gia fuera una solución fructífera, puesto que muy probablemente ella no quisiera decir nada por miedo a ser descubierta y que de todas formas, el video se publicara.

—¿Qué tienes, caramelito? —Preguntó Jay, observando cómo su novio estaba demasiado callado y distraído. El pelinegro negó con la cabeza, de forma que le ayudase a salir de su estado de trance.

—Estoy bien, Gigi. Solo tengo un poco de sueño. —Mintió, girando su cabeza hacia la ventana, evitando que su novio se diera cuenta de su estado de preocupación. Pero para su mala suerte, ellos eran destinados, y el mayor estaba consciente de que había algo que a su Omega lo tenía muy angustiado. Pero como este no quiso decirle nada, prefirió no insistir.

Al llegar a la Academia, Jay aparcó en el lugar que siempre solía estacionar su auto. Los tres se bajaron y se encaminaron hacia la entrada de la escuela. Jake iba tranquilo, totalmente relajado hablando con sus amigos, hasta que Sunghoon se cruzó en su camino.

El corazón del australiano dio un vuelco doloroso y sus manos comenzaron a temblar levemente. Ignorando las tremendas ganas de llorar que lo abordaron en ese mismo instante, se giró hacia su casillero y se concentró en meter las cosas dentro. Sunghoon se había acercado para hablar con Jungwon algunos asuntos de la banda. Ni siquiera le dirigió la mirada al Omega, no lo notó, no lo observó. Simplemente hizo como si fuera una simple sombra en medio del pasillo.

Don't look at me! [ˢᵘⁿᵍʲᵃᵏᵉ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora