Don't look at me! [ˢᵘⁿᵍʲᵃᵏᵉ]

2 2 - Papers

—¿Llevas todo? —Preguntó en un susurro Felix, colgándose la mochila en los hombros.

—Si, solo me falta dejarle la nota a Jake. —Respondió Chris en un bostezo. Eran las dos de la madrugada y estaba por caerse dormido en cualquier sitio. No había dormido bien, y luego despertar con esa alarma estruendosa y caerse del sofá de su habitación no le ayudó mucho.

Felix se había quedado para así partir juntos en la madrugada al aeropuerto. Agradeció el hecho de que el Omega pudiera ser tan práctico, porque sin su ayuda, probablemente estaría llevando veinte maletas y ni siquiera habría recordado buscar alojamiento en su destino.

Después de dejarle la nota a Jake y verificar que tuvieran todo lo que debían llevar, salieron con el mayor silencio posible. Al llegar a la calle, iluminada con la brillante luz de la luna, se subieron al taxi que había pedido hacía unos minutos. El conductor les ayudó a subir el equipaje y luego ambos chicos se sentaron en la parte de atrás.

Felix estaba muy nervioso. Odiaba montarse en aviones, le generaba demasiada ansiedad, por lo que había estado preparando sus famosos brownies desde el día anterior y ahora llevaba una taza hasta el tope de ellos. También le preocupaba el hecho de que iban a Australia por razones legales y no para visitar a su familia.

El rubio recostó la cabeza en la parte de atrás de su asiento, viendo hacia la ventana todo lo que iba pasando conforme el auto avanzaba. Estaba frío y casi temblando, hasta que sintió la mano de Chris posarse sobre la suya. Sus músculos se relajaron un poco y su corazón dejó de latir tan de prisa.

Chris le había dicho hace un par de días que tenía que ir a Australia para arreglar unos papeles y verse con un abogado. Se veía tan nervioso y ligeramente asustado que el Omega sintió la necesidad de acompañarlo. Aprovechó las pequeñas vacaciones que habían dado en la universidad y empacó todo lo que fuera a necesitar.

Al bajar del auto e ingresar al aeropuerto con todas sus maletas, se encontraron con el amigo de Chris. Yoongi era un Beta de baja estatura y piel pálida. Era abogado y el Alfa confiaba plenamente en sus dotes de defensa, pero lastimosamente no podía ejercer su carrera fuera del país, así que Chris y Felix decidieron que lo llevarían para que ayudara en el caso, pero no de forma directa.

—Bien. Ya contacté a mi viejo amigo. Hoseok nos recibirá en el aeropuerto y nos ayudará con el caso. —Comentó Chris guardando su teléfono. Jung Hoseok solía ser su mejor amigo cuando vivía en Australia, quien curiosamente también era un abogado Beta.

El vuelo salía a las siete de la mañana, por lo que ahora solo tenían que esperar.

La espera se hizo eterna. Los tres chicos estaban cabeceando pero no querían dormir, por lo que se surtieron de enormes vasos de café para que la cafeína los ayudara a mantener los ojos abiertos. Empezaron a jugar UNO para despabilarse un poco. Después de Felix milagrosamente haber ganado todas y cada una de las partidas, se había hecho la hora de abordar.

Chris, Felix y Yoongi subieron al avión, uno más asustado que el otro. Se sentaron en los tres puestos que habían comprado que por suerte, estaban juntos. Cuando se abrocharon los cinturones, el Alfa cayó rendido, sin siquiera esperar a que la azafata diera las indicaciones. Les esperaba un largo vuelo y Chris no planeaba aguantar más el sueño que se lo comía.

Catorce horas de vuelo después, llegaron a su destino. El clima era cálido pero fresco. Bajaron del avión con las articulaciones entumecidas y el estómago vacío. No habían querido comer nada de la comida del avión, puesto que Felix ya los había espantado diciendo que era comida vieja que no comían los pilotos y azafatas.

No pasó demasiado tiempo para que les entregaran el equipaje, por lo que pronto se dirigieron a la entrada del aeropuerto, donde Hoseok los esperaba. Yoongi lo vio con recelo cuando vio la manera tan extrovertida en que los saludó, sin mencionar que le parecía demasiado extravagante el atuendo tan colorido que llevaba. No pudo evitar recordar una piñata en cuanto lo miró de arriba a abajo.