1 8 - Oh, Apolline

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La muchacha sonrió dulcemente y se escucharon murmullos de los chicos. El olor a cerezas que la acompañaba era bastante atractivo.

—Señorita Dimitriadis, por favor tome asiento al lado del señor Kim. —Indicó el director, a lo que Sunwoo levantó la mano sonriendo, para que la rubia supiera en donde tenía que sentarse. Apolline se acercó, un poco tímida, saludó al chico y se sentó a su lado.

Detrás, Jongseong y Jake se veían las caras, impresionados por la belleza que tenía la griega. Varios fueron los susurros en el salón, tampoco era muy difícil saber de qué se estaba hablando. No eran demasiado disimulados. Apolline miró a su alrededor, como inspeccionando lo que había, con una ceja alzada. Eran demasiados Betas y Omegas para su gusto. ¿No había muchos Alfas guapos en Seúl? En Grecia, por dónde caminara, había un Alfa perfectamente agraciado y divinamente hermoso.

—Mucho gusto, Apolline; soy Kim Sunwoo. —Empezó, extendiéndole la mano para saludarla, con aquella tierna sonrisa en su bonito rostro. La energía que irradiaba Sunwoo era probablemente lo más cálido que alguien podría tener, sobre todo con aquel suave aroma a pastel de vainilla. La muchacha observó con detenimiento su mano, y cuando comprendió que era de mala educación no estrecharla, lo hizo con una sonrisa forzada. —¿Cuándo llegaste a Seúl? —Indagó el Omega, intentando romper el incómodo hielo. Apolline lo miró unos segundos y luego se vio las uñas.

—Hace un par de días. Papi dijo que tenía un nuevo trabajo y bueno, me trajo aquí con él. —Respondió de manera distraída y algo fastidiada. Sunwoo no pudo evitar recordar aquellas películas americanas donde la chica engreída llamaba a su padre "papi" porque le daba todo lo que quería. Se rió de su propio pensamiento, creyendo que era tonto pensar así de la rubia, que no parecía ser una mala persona.

Momentos después, cuando la muchacha estuvo más a gusto en su lugar de trabajo, empezó a echar un ojo de aquí para allá. Fingiendo que algo se le había caído, se agachó y volteó la cabeza hacia atrás, pasando un ojo por el resto del salón. Justo destrás de ella, observó a un bonito Alfa de lentes gruesos y cabello negro, charlando con un Omega de piel bronceada y pecas en su rostro. Sintió asco al oler aquel aroma a caramelo y café amargo en un Omega, pero el otro chico había llamado su atención. Apolline, curiosa, le dio un pequeño codazo a Sunwoo, el cual giró hacia ella con una pequeña sonrisa en sus labios.

—¿Quién es ese Alfa de lentes gruesos que está detrás de nosotros? —Preguntó, intentando parecer desinteresada. El muchacho volvió la cabeza un poco hacia donde ella le había indicado.

—Oh, él es Jongseong, aunque prefiere que lo llamen Jay. Pero él ya tiene...

—¿Jay? Es muy guapo, demasiado diría yo. ¿Es tu amigo? —Interrumpió la griega, con un brillo singular en su mirada. Se mordía el labio de forma extraña y su expresión de molestia había desaparecido.

—Ehm, si, algo así. Mi mejor amigo es su novio. —Respondió, rascándose la nuca, intentando dejar en claro que aquel Alfa ya estaba apartado desde hacía mucho tiempo. Apolline hizo un puchero y se cruzó de brazos, soltando una buena cantidad de feromonas de molestia.

—Es una lástima, porque es tan guapo... —Respondió, con un tono de voz bastante sugerente. Por unos instantes, Sunwoo tuvo miedo de lo que pudiera suceder, así que ideó otra manera rápida de dejar a Jay fuera de la vista de Apolline. Jungwon podía llegar a ser bastante celoso por la más mínima cosa, y no quería que el pequeño sufriera.

—Tengo otro mejor amigo, es muy guapo y él está soltero. ¿Quisieras que te lo presente? —Comentó rápidamente.

—¿Cómo se llama? ¿Está aquí? —Preguntó, teniendo esperanzas nuevamente. Apolline solía ser una chica bastante... preocupada por los Alfas a su alrededor.

Don't look at me! [ˢᵘⁿᵍʲᵃᵏᵉ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora