2 5 - Guilty

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Jake y Sunghoon cada vez se acercaban más. Durante la escuela siempre charlaban y por las noches las conversaciones se hacían inevitables. El mayor lo había ido a visitar un par de veces y Chris no podía estar más intrigado por la situación.

Era fácil de deducir que entre esos dos había mucha química, pero le faltaba una pieza en el rompecabezas. Antes de irse, ambos muchachos no eran tan cercanos, pero sí eran amigos. Jake se la pasaba día y noche quejándose de lo fastidioso que podía llegar a ser el baterista, pero ahora, eso había disminuido en niveles alarmantes. Ahora era él quien lo acompañaba al psicólogo, lo traía de la escuela, de vez en cuando lo pasaba buscando. ¿Jake ya no lo necesitaba?

Cabizbajo, se levantó del sofá para ir a buscar otro de los brownies que Felix había dejado. El Omega había estado muy ocupado esos días y casi no se habían visto. Eran las siete de la noche de un viernes y él estaba solo, porque su hermanito había preferido que Jay lo llevara a casa después de ir por unos helados. Le dio un gran mordisco al postre y se sirvió un gran vaso de leche fría, el cual tomó tan rápido que ni siquiera se dio cuenta de que se lo había terminado. Cuando fue a por más leche, cayó en cuenta de que el cartón ya estaba vacío.

—Genial, ya ni la leche quiere quedarse conmigo. —Lloriqueó, arrastrando sus pies de vuelta al sofá, en donde se desparramó sin cuidado alguno. Le dio play a El Increíble Mundo de Gumball, mientras se llenaba la boca de brownies y palomitas de maíz.

Estaba vestido con aquella bata de baño cómoda, sobre su playera y unos shorts. Las pantuflas de lobo en sus pies se movían para allá y para acá, mientras el muchacho bamboleaba las piernas. Estaba frustrado y realmente triste, puesto que creía que su hermanito ya no quería estar con él. ¿Y si todo lo que estaban haciendo por él se iba al caño porque el menor ya no quería vivir con él? Su pecho se comprimía cada vez que pensaba en eso.

Su teléfono sonó, interrumpiendo su drama. Con un bufido, le puso pausa a la televisión y se limpió las manos y la boca. Cuando lo cogió en sus manos, se dio cuenta de que por octogésima cuarta vez, era Thomas. Desde que recibieron la demanda, el muchacho no lo había dejado en paz. Lo llamaba y lo atestaba de mensajes que jamás contestaba. Harto de que su hermano colmara su paciencia, respondió el teléfono.

¿Qué?

— ¿Cómo que qué? ¿Ahora así respondes a tu hermano? —Respondió al otro lado de la línea, con tono burlón.

—Dejaste de ser mi hermano en el momento en que le pusiste las manos encima a Jake, Thomas. —Respondió masajeando su sien, mientras se levantaba y miraba por la ventana.

—Por favor. Ese energúmeno es un dramático. ¡Yo estaba en celo, no era mi culpa! —Se defendió, creyendo que aquel era un buen argumento para algo como aquello.

—Su nombre es Jake, me haces el favor y lo respetas, Thomas; que aquí el único energúmeno eres tú. —Contraatacó, utilizando su voz de Alfa. Escuchó al muchacho bufar.

Vamos, ¿En serio te importa tanto ese renacuajo? Soy tu hermano, debiste llevarme a Corea contigo. ¡Mamá y papá pretenden que busque trabajo! —Se quejó el menor.

—Eres un parásito. ¿Para qué te iba a traer, si ni siquiera sabes arreglar tu cama!

—Como sea, no puedo creer que te lo llevaras. Él vivía bien aquí. Tenía un techo y una cama. —Respondió fastidiado, intentando llevar la conversación a donde él quería.

—Claro, porque vivir en un ático no acondicionado para que alguien viva ahí y sin poder salir más que para la escuela es vivir bien. No sé por qué estoy perdiendo el tiempo hablando contigo. No voy a retractarme jamás de la demanda, si es lo que quieres. —Aclaró, sintiendo su sangre hervir.

Don't look at me! [ˢᵘⁿᵍʲᵃᵏᵉ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora