Capítulo xvi. Entre pintura, brochas y papel periódico

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― ¡Lern!

― Dios, el timbre de esta niña es de otro mundo ― murmura sin despegar los ojos de la pantalla de su computadora.

― ¡Lauren! ― vocifera por quinta vez, aunque el creciente volumen de su voz le indica a la ojiverde que ya está caminando hacia su habitación ―. Lauren, no me ignores ― se asoma bajo el marco de su puerta.

La ojiverde gira en su silla con expresión divertida y alza las cejas.

― No te ignoro.

― Sí lo haces, llevo gritándote un minuto entero.

― No, llevas gritándome una tarde entera. ¿Ahora qué te hace falta? ― pregunta con cansancio, pero sin borrar su sonrisa.

Taylor sonríe traviesa y termina de entrar en la habitación para dejarse caer en la cama como si de un costal de papas se tratara.

― Necesito un neceser ― dramatiza apuntando el techo con los brazos estirados.

― Necesitas, dices ― rueda los ojos la mayor sin dejar de moverse en su silla giratoria.

― Mira, por necesitar, necesito que también vayas tú ― se endereza con postura seria, lo que provoca que Lauren detenga su balanceo ―; pero como no vamos a meternos en ese drama ahora, pues sí, necesito un neceser.

La ojiverde suspira y le sonríe con ternura; es en esos pequeños momentos cuando recuerda que la chica es su hermana menor, aunque los últimos meses pareciera mucho más cercana a su edad.

En el pasado nunca se imaginó que podría sacarla del cajón de "la niña de sus ojos", aunque un poquito a fuerza. Después de todo, si realmente quería apoyarse en Taylor y aceptar que fuera su confidente, debía echar para abajo los esquemas que prácticamente ella misma había creado alrededor de la joven; de otro modo nunca sería capaz de sincerarse del todo, no por un tema de confianza, sino por la misma vena protectora por la que se saltaba las partes feas de las películas de Disney cuando las veía con la menor.

Incapaz de responder algo inteligente, se levanta de la silla y saca su mochila del rincón entre el escritorio y la pared. Se acerca a la cama y deja la mochila junto a Taylor para buscar su bolso, sintiendo que la menor la mira con algo de pena por el reciente reproche.

― Déjame lo vacío ― musita sin mirarla.

― Lo siento ― Taylor toca su brazo logrando que la mire ―. Sé que no es tu culpa, sé que también querías ir.

La mayor sonríe de lado y encoge los hombros. Baja la mochila de la cama y se sienta. En un rápido movimiento saca un neceser mucho más sencillo y viejo del cajón inferior de su buró para empezar a mover las cosas de un bolso a otro.

― Sé que intentaste quedarte ― dice Lauren, concentrada en pasar todo con sumo cuidado bajo la atenta mirada de la menor.

― Me quedaré ― corrige con una incipiente sonrisa.

― ¿Cómo?

― En las vacaciones, regreso el lunes por la tarde. Quería faltar también a la boda porque no me parece justo que tú no vayas, pero al final Camila le dijo a Emily que no podía salir de la ciudad en vacaciones, así que no tenían quién ocupara mi boleto ― Lauren la mira atenta, preguntándose por qué está enterándose de esa información apenas ―. Papá me pidió que vaya al menos a la boda que porque Ana ya debió pagar por mi plato y todo eso.

― ¿Emily le pidió a Camila que viajara con ustedes?... Bueno, ¿con ellos?

Taylor asiente antes de tomar el neceser viejo del regazo de su hermana y empiezar a pasar los artículos faltantes con el mismo cuidado de la ojiverde.

Adulterada [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora