Capítulo xxi. Vivo para las tonterías

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ACTUALIDAD

Último día del mes. También es el último lunes de vacaciones, el próximo ya será la vuelta a las clases y el inicio de su último año.

La primera vez que inició su último año se emocionó mucho más que esta vez, pero mentiría si dijera que el día como tal no le emociona.

El día del cine no fue la única vez que pasó una tarde con Camila durante las vacaciones, en gran parte gracias a Verónica y Tori, que insistían constantemente con volver a salir; incluso crearon un grupo para ponerse de acuerdo. La ojiverde más de una vez pensó en aprovechar para mandarle un mensaje privado a su cuñada, a veces sólo para preguntar cómo estaba o cualquier tontería, pero siempre terminaba por echarse para atrás. No sabía cómo podría tomárselo la castaña, además de que no sabía qué tan conveniente era después de que Taylor se mostrara tan en desacuerdo con sus sentimientos.

Y sí que se ha planteado hacer algo para frenar lo que siente, pero tampoco tiene claro cómo podría intentarlo. Es consciente de que su desgaste emocional ha jugado un papel importante en sus decisiones. Está segura de que actúa muy distinto a como lo habría hecho hace meses; no está segura de si lo hubiera hecho mejor o peor, pero sí es diferente. Eso, y lo decidida que parecía Camila cuando dijo que quería ser su amiga sin importar si eso representaba un problema para alguien más.

Y quizá ese sea el motivo por el que se siente tan emocionada.

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Está sorprendida por la cantidad de personas que continúan llegando. Tantos nervios y emoción, tantos sentimientos desatados en una euforia contenida; la contagia un poquito, lo suficiente como para lamentarse por no haber vivido un día así. Habría sido divertido lucir así de perdida, contenta y temerosa del porvenir; aunque claro, no habría sido para nada consciente en el momento. Pero igual sería un bonito recuerdo.

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― Si quieres entra, Jauregui. No creo que llegue mucha más gente ― indica un chico alto y delgado, uno de los cinco que hicieron equipo para encargarse de la recepción y registro en la entrada del auditorio.

La ojiverde se sonroja cuando se da cuenta de que el chico, que cree recordar se llama Isaac, le ofrece moverse de su zona asignada al notar que no para de asomarse al interior, curiosa de lo que ocurre adentro.

― ¿Seguro?

Isaac le sonríe cabeceando. Tras palpar con sus manos la parte baja de su blusa blanca se encamina al interior. Al entrar, busca con la mirada a sus compañeros del staff, vestidos también con pantalón de vestir negro y camisas o blusas blancas de manga larga. Después de todo, no quiere desentonar; si bien no debería estar ahí, no puede dejar de trabajar.

Se coloca frente a las gradas donde no tapa la vista, detrás de las filas de sillas plegables situadas en la zona bajo el escenario, donde una plática informativa, y quizá algo motivacional, se lleva a cabo.

Después de unos minutos, recorre con la mirada el auditorio, identificando caras, tratando de reconocer a alguien. Junto al escenario, justo al pie de las escaleras, alcanza a ver a Camila. La castaña luce tan bien como cuando llegaron e hicieron una mini reunión para armar los grupos por sorteo. A la porrista le tocó estar en el grupo de los acomodadores, los que iban orientando a los chicos para sentarse en orden de llegada. No puede evitar sonreír al notar que sigue perfectamente peinada, con medio cabello recogido y unos mechones cayendo sobre sus mejillas a la altura de sus sienes.

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― Bien, chicos. Rápido, misma dinámica ― el presidente de Sociedad de alumnos estira el brazo con un vaso desechable en la mano, donde hay varios papelitos doblados en él ―. Esta vez serán grupos más pequeños, de dos o tres personas, dependiendo de la zona.

Adulterada [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora