Capítulo iv. Te dije que ahí no

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ACTUALIDAD

El piso ahora está seco. El olor a cañería se ha vuelto tan tenue que ya no molesta. Los botones nuevos de los lavabos recién cambiados brillan, mientras que los viejos interruptores están opacos por el tiempo.

Se abre el cubículo al fondo del pasillo y sale Amy, la mejor amiga de Camila. La castaña la ve pasar por el rabillo del ojo, sigue sus pasos hasta que la chica se coloca frente al lavabo. En cuanto escucha el clic del interruptor, sus músculos se tensan un milisegundo, es como si su cuerpo se preparara para que ocurra algo, pero todo lo que sucede es que se escucha el agua correr y chapotear mientras su amiga se lava las manos.

― ¿Lista?

La castaña sale de sus pensamientos y se avergüenza por haberse sumido tanto en un simple lavabo. Asiente y se levanta para salir.

Camina junto con Amy y van directo a las mesas frente al edificio H. El sol le da justo en la espalda y lo agradece, ya que el clima fresco le congela las manos y le entume las piernas. Vuelve a abrir su laptop e introduce la contraseña para desbloquearla.

Continúa redactando su ensayo, el mismo que ha reescrito unas 4 veces, ya que últimamente no puede concentrarse en sus tareas. Ni en nada.

Frota sus manos y sopla aire caliente entre ellas mientras repasa las últimas líneas.

― ¡Mila! Ayúdame en esto, ¿sí? ― pregunta Roy con tono suplicante.

El chico que coloca un cuaderno lleno de ejercicios de derivadas frente a ella es el hermano menor de Amy, y la castaña sabe que el joven siente cierta fascinación hacia ella. Pero es totalmente inofensivo, por lo cual le provoca hasta ternura.

La porrista sonríe y rueda los ojos fingiendo molestia, pero de inmediato se pone a revisar las notas del chico.

Le toma varios minutos explicarle a Roy lo que no comprende, y otros tantos para supervisar al chico mientras lo intenta por su cuenta. Para cuando el menor le agradece torpemente, su computadora ya se suspendió de nuevo.

La castaña ya va a apretar cualquier tecla para desbloquearla, cuando el sol se esconde y el ambiente se nubla. En la pantalla negra, donde antes daba todo el reflejo del sol, ahora se ve el reflejo de la mesa que está atrás de ella. Distingue la familiar silueta de Lauren.

Hace tiempo que dejó atrás la confusión entre Lauren y Emily, que al inicio le frustraba. Ahora puede ver que hay algo distintivo en sus formas de moverse. Parece que hasta la forma de respirar es diferente.

Se muerde el labio por el impulso que reprime de enderezar la pantalla para verla mejor. Lo más prudente sería continuar con su ensayo, pero sólo quiere ver el semblante de la basquetbolista. Sabe que lleva dos días muy enferma de gripe. No la ha visto faltar a la universidad, pero de verdad que la ha visto muy mal.

Cede ante la tentación y disimuladamente acomoda su laptop para verla correctamente. Lauren mantiene una conversación muy animada con sus amigos, de vez en cuando los mira, pero principalmente mantiene la mirada fija en la mesa. Supone que está escribiendo en una hoja, o quizá dibujando, ya que utiliza un lápiz y el movimiento de su mano es suave y repetitivo.

La ve arrugar la frente y morderse el labio cuando se concentra, y ve cómo todo su gesto cambia cuando alguno de sus amigos suelta un comentario gracioso. Distingue su nariz aún roja, no podría decirlo por el reflejo, pero es posible que ya tenga mejor color que antes.

― ... De nuevo gracias por ayudarme, Mila.

Roy se levanta de su lado y al recoger su cuaderno mueve el brazo de la castaña por accidente, provocando que sus dedos rocen el cuadrito del mouse táctil, con lo que su pantalla se enciende en la pantalla de bloqueo. Camila parpadea desorientada y mira al chico que le sonríe con entusiasmo. Mira a sus amigas, pero estas siguen metidas en sus trabajos. El chico se cuelga la mochila, por lo que asume que se estaba despidiendo, pero ella no lo escuchó.

Adulterada [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora