Capítulo ii. Pimiento rojo

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ACTUALIDAD

Camila se acurruca un poco más en su lugar, abraza contra ella a Emily porque es lo que más le proporciona calor. Entreabre los ojos y ve el brillo de la pantalla donde se sigue reproduciendo la película que empezó a ver con su novia; mira torpemente alrededor y entre borrones ve los demás sillones vacíos.

Antes de poner la película, sus suegros, Mike y Clara, se retiraron a su habitación, y Chris, su cuñado que le sigue en edad a su novia, salió a casa de un amigo. Taylor, la chica adolescente que vendría siendo la menor de los Jauregui, era la única que las acompañaba, pero en algún momento debió irse a dormir también.

Los párpados le pesan y siente la nariz helada. Vuelve a cerrar los ojos y esconde el rostro bajo la frazada que la cubre a ella y a Emily. Rápidamente se sume en ese punto donde no estás dormido, pero tampoco despierto.

Entonces escucha un suave crujido. Una ligera corriente de aire le enfría la mejilla izquierda y no puede evitar encogerse. Escucha unos pasos húmedos arrastrarse silenciosamente por el suelo. Se esfuerza por abrir los ojos, pero le cuesta trabajo.

Escucha cómo los pasos se detienen, y ya empieza a cuestionarse si fue real o estaba soñando, pero entonces el sonido vuelve y más cercano. En seguida escucha un leve tintineo, como si alguien dejara una moneda sobre un pedazo de vidrio, y los pasos vuelven a alejarse.

Camila se obliga a abrir los ojos; la luz de la televisión, en contraste con la sala oscura, le deslumbra momentáneamente. Cuando enfoca la vista, alcanza a ver, junto al tazón de palomitas a medio terminar, un brillo redondo sobre la mesa de centro de cristal. Se endereza de golpe, no demasiado para no destapar a Emily o sobresaltarla, se frota los ojos y vuelve a mirar hasta que su vista se enfoca y el brillo redondo se convierte en su anillo. Parpadea repetidamente como si esperara que sea una alucinación. Mira a su izquierda y alcanza a ver a Lauren salir silenciosamente de la cocina con un pedazo de pizza fría para subir las escaleras.

Camila siente el impulso de hablarle, pero la frena el saber que la ojiverde ni siquiera nota que está despierta, y realmente no cree que deba arriesgarse a hacerlo estando Emily en la misma habitación; sin mencionar que no tiene idea de qué podría decirle.

Saca su móvil de entre la frazada y ve en la pantalla iluminada la notificación de su madre respondiendo su aviso de que se quedaría a dormir con Em; más arriba está la hora que marca las 2:21 a.m. Se estira para tomar el anillo y ponérselo en la mano derecha.

El metal está congelado, lo mira detenidamente porque parece su anillo, pero se siente diferente y no sabe por qué. Puede ser que está más acostumbrada a usarlo en la mano izquierda, pero justo ahora no puede. Sospecha que es de esas cosas que no entenderá pronto, así que se limita a volver a su posición junto a su novia y fingir que eso tampoco ha pasado.

8 HORAS ANTES

Masa, una bolsa de queso rallado, pepperoni en rodajas, pimiento verde y un horno caliente. Emily se mueve con destreza por toda la cocina mientras Camila la sigue con la mirada y ofrece ayuda cada dos minutos, a lo que Emily suele responder con un beso, y a veces la deja ayudar con pequeñas cosas.

― No estoy haciendo nada ― se queja la castaña con un puchero.

Emily ríe por su expresión y arruga la nariz. Coloca los ingredientes secundarios sobre las montañas de queso.

― Dijiste que haríamos las pizzas juntas ― reclama y cruza los brazos.

― Oh, cariño, eso hacemos ― Emily se acerca y desenreda los brazos de su novia para volverlos a enredar en su propio cuello, la abraza por la cintura y besa su frente.

Adulterada [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora