Capitulo 9

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No te haré daño.

Mentí descaradamente.

Lalisa's POV

Sus enormes ojos brillaban bajo la luz del atardecer, me contemplaba como un niño al sol, asombrado por el brillo, pero temeroso de lastimarse por verlo directamente.

Mis brazos rodeaban su menuda figura y comencé a acariciar su espalda. La sentí relajarse enseguida.

Recostó su cabeza sobre mi hombro casi
automáticamente, y se sintió tan natural.

Nos quedamos en esa posición unos minutos, tal vez demasiados. Sobra decir que yo jamás había estado así con nadie, normalmente me mantenía alejada de las personas, y mantenía a las personas alejadas de mí. Lo máximo que llegaba a estar cerca de alguien era cuando follaba, pero procuraba mantener siempre el control; mi mantra era no darle la espalda jamás a nadie, no confiar en nadie. Siempre debía estar alerta.

Sin embargo, con ella solía bajar la guardia, y no lo hacía porque confiara en ella, no,lo hacía porque ella era débil, demasiado; pequeña, débil y frágil, así que por mucho que yo me descuidara, jamás podría hacerme daño, yo podría defenderme de ella con un solo brazo y los ojos cerrados, sin sudar siquiera, eso si ella se atrevía a enfrentarme, pero conocía demasiado bien el miedo como para saber que no lo haría.

De igual manera, era la primera persona que conocía con la que me sentía verdaderamente cómoda, ella era inofensiva.

Tomé su barbilla y la levanté, haciendo que me mirara.

Era preciosa, me miraba seria y con sus pequeños labios ligeramente abiertos, sólo un poco, pero pude ver su rosada lengua.

Aún tenía el labio un poco morado por mi mordida. Lamí su labio inferior juguetonamente. Ella se sorprendió e intentó ponerse de pie, pero no se lo permití.

-No te haré daño... -mentí descaradamente.

Pero era cierto, por el momento no le haría daño. Por el momento.

Y como si yo fuera la persona más honesta y buena que ella conocía se relajó de nuevo y sonrió.

Yo también sonreí pues no podía creer lo ingenua que era. Noté como se estremeció ligeramente ante mi sonrisa. La sonrisa cruel de un delincuente.

-Déjame besarte, princesa. -murmuré lentamente.

Realmente no me interesaba mucho si aceptaba o no, después de todo si yo quisiera hacerlo, lo haría y punto.

Pero ella asintió ligeramente y sus ojos brillaron.

Y ahí fue cuando me di cuenta de que yo le gustaba a Jennie.

Me acerqué lentamente a ella, no pretendía asustarla ahora.

Tomé su rostro con mis manos y presioné mis labios contra los suyos. Ella cerró los ojos instantáneamente, yo no.

Metí mi lengua en su boca y explore con ella cada rincón, después acaricié un poco su lengua, pero esta se mostró más bien tímida, no sé cómo besen los chicos de california, pero yo lo hago mejor y le enseñaría a hacerlo mejor.

Con la suficiente insistencia su lengua al fin se unió a la mía y me exploro Yo fui recostándola lentamente sobre su cama y me puse sobre ella, sintiendo cada curva de su cuerpo, por lo poco que había visto, ella tenía una madurez mental muy poco desarrollada, pero su cuerpo
era otra historia. Y mi polla lo notó.

Una de mis manos dejó su rostro y bajó lentamente por su cuello y su hombro, baje un poco más y cubrí con la palma de mi mano su redondo seno. Ella se tensó y dejó de besarme, se agitó un poco y quitó mi mano de su pecho. Me miró temerosa y yo maldije su estúpida inocencia. Era mujer, así que era igual de puta que todas, ¿por qué coño se hacía la santa?

BAD (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora