Capitulo 38

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Diferencia.

Acababa de perder una parte valiosa de mí



Debíamos parecer una pareja que acababa de escapar del manicomio. Si los demás tuvieran permitido vernos, nos estarían mirando así. Lisa tenía una playera de tirantes blanca y un pantalón grande, como siempre. Yo llevaba un pantalón negro de mezclilla  ajustado y un chal negro muy ancho. Sonreí a medias al pensar que al fin nos veíamos bien de alguna manera, al fin parecía que estabamos en la misma onda, en la misma estación, combinabamos. Al fin combinabamos, no en la ropa, y Dios sabe que tampoco en la forma de ser, pero combinabamos de una manera un tanto más íntima, un poco sádica, pero al fin lo hacíamos.

Mis brazos estaban llenos de moretones, era muy claro como muchas manos enormes y moradas se dibujaban en mi piel. Mi labio estaba ligeramente inflamado y aún sentía el ligero sabor a azufre de la sangre que me habían provocado las mordidas de Lisa. Los moretones en mi cuello eran considerablemente menos notorios, pero ahí estaban, yo sabía que ahí estaban.

Y Lisa tenía rasguños en la cara y los brazos, tenía mordidas, marcas de pellizcos y una enorme sonrisa deformada por el labio inferior hinchado.

-Si te digo que golpees a alguien, ¿lo harás? -preguntó con tono travieso.

Yo apreté su mano.

-Sabes que no.

-Ah, sí. Las princesas no hacen eso. -murmuró para después soltar una carcajada.

Ambas guardamos silencio durante algunos segundos hasta que al fin ella misma rompió el hielo.

-¿En qué piensas? - preguntó, por primera vez desde hace meses que la había conocido, interesada de verdad en algo referente a mí.

- Parecemos locas - comenté entre avergonzada y divertida.

Ella miro sus brazos y los míos.

- Sí, pero yo sigo siendo la más guapa en la relación - comentó bromeando y me guiño el ojo. Era difícil imaginar que hace pocos días hubiéramos pasado por semejante situación en mi habitación.

Era difícil imaginarla sobre mí, lastimandome, sobre todo porque después de aquello Lisa no me había dado más que buenos momentos, era curioso cómo funcionaba todo con Lisa, contrario a las relaciones normales, ella y yo parecíamos tener que pasar por malos momentos para poder tener buenos.

-¿A dónde vamos?

-A casa de un amigo.-respondió en seguida ansiosa, diría que hasta emocionada.

Cuando estaba a punto de preguntarle de qué se trataba. ella giro y camino hacia una casa con la fachada despintada.

Toco bruscamente con la palma y la puerta se abrió casi al instante.

Un chico rubio platinado, algunos años menor que yo, miraba al suelo con nerviosismo.

- ¿La tienes? - preguntó Lisa con voz áspera. Resultaba graciosa la diferencia de su tono y su modo cuando hablaba con alguien más que no fuera yo o Jisoo.

El chico asintió y se hizo a un lado. Lisa me empujo levente de la espalda baja y ambas entramos.

- Muéstremela - ordenó.

El chico se fue corriendo a un mueble al otro lado de la sala y abrió el primer cajón, sacó algo y se giró hacia nosotras mirando al suelo. Lisa caminó hacia él y tomó la pequeña caja rectangular, la abrió y examinó por unos segundos. Finalmente asintió.

- Sigue así, chico, me servirás mucho en el futuro.

El chico asintió sonriendo con entusiasmo.

BAD (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora