Capitulo 41

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Te quiero.

Te quiero, te quiero, te quiero.




Sabía que era un sueño, sabía que sólo estaba recordando inconscientemente aquel día. Pero se sentía tan real, tan vivido.

Podía escuchar sus gritos furiosos, sentía su mirada enloquecida sobre mí y percibía casi a la perfección su aliento rozarme el rostro tras cada grito que soltaba.

Quería despertar, ¿cómo quería despertar! Pero no podía, tenía esa horrible sensación de estar atrapada en mi pesadilla, la horrible sensación de no poder despertar.

-¡Hoy no te irás, Rosemary! ¡Hoy no te irás maldita sea! -La escuché gritar.

Lisa volvió a aventarme y yo sabía muy bien lo que seguía. Cerré los ojos y rogué que mi subconsciente tuviera la decencia de saltarse al menos esa parte.

El dolor fue tan agudo como lo había sentido ese día, miles de espinas milimétricas clavándose en mi mejilla y después, ardor.

Mi grito... mi grito también fue el mismo. Tan potente y aterrado que bastó para despertarme. Abrí los ojos rápidamente, aliviada de estar despierta miré el techo blanco de mi habitación. Esperaba no haber gritado de verdad, no tenía ganas de lidiar con Rosario o mi padre.

Mi respiración seguía agitada y me toqué la frente, estaba sudando.

-¿Qué soñaste? -preguntó de pronto una voz en la oscuridad.

Jadee y miré de inmediato a mi balcón, Lisa me miraba también inexpresiva.

Las sombras me permitían ver sólo un pequeño rastro de su semblante.

-¿Qué haces aquí? - pregunté.

Ella guardó silencio un momento y después se encogió de hombros.

-Te escuché gritar. -respondió y saltó a su balcón cerrando el mío.

Al segundo siguiente yo volví a estar sola.

Había estado soñando lo mismo las últimas dos semanas, pero no lo había sentido tan vivido como esta vez. Además, mi grito siempre se quedaba en el sueño, nunca había gritado en la realidad como esta vez.

La marca de la mano de Lisa ya se había borrado de mi rostro, pero sentía que de alguna manera, el golpe seguía ahí, el daño. Sentía que nunca se iría.

De todas maneras, lo difícil ya había pasado. Ocultar el golpe. Después de haberme acabado mis correctores y bases en mi rostro, Rosario y Jiyong no habían estado ni cerca de percatarse de lo sucedido, ni Rosé, ni Jisoo, ni Lukys, ni nadie más que tuviera permitido mirarme. Nadie lo había notado, nadie se había enterado, nadie había escuchado.

Pero yo sabía. Yo lo sentía cada vez que algo rozaba con mi mejilla. Yo sentía la herida en el interior de mi boca de cuando mis dientes habían chocado bruscamente con el interior de mi mejilla. Yo había sentido el sabor de mi sangre aquel día. Yo sabía lo que había pasado, yo había visto, yo había escuchado. Y Lisa también.

Era curioso que la persona de la que más tuve que ocultar la marca fue del mismo que la hizo. Cada vez que Lisa llegaba a ver aunque sea un destello del golpe que el maquillaje no había alcanzado a cubrir, se desconectaba. Se perdía y no regresaba hasta el día siguiente, nunca dejaba mi lado, pero sentía que se iba a kilómetros de distancia, al menos en su mente.

Era como una niña perdida, como si de pronto todo se le saliera de control y ella no entendiera lo que pasaba. Afortunadamente, desde que dejé de usar el maquillaje para demostrarle que ya no había marca alguna, ella había regresado a ser la misma chica descarada, mal educada y extra protectora de siempre.

BAD (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora