Capitulo 42.0

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Lalisa's POV

La miré con ojos como platos y sentí mi boca seca. Sus mejillas se habían tornado rojas y bajó la mirada, avergonzada.

Levanté su rostro con mis dedos, obligandola a mirarme. Asentí, incapaz de encontrar mi voz.

Jennie cambió su posición y quedó sentada en sólo una de mis piernas. La mano que rodeaba mi cuello bajó lentamente, con nerviosismo, por mi torso y se detuvo en la hebilla de mi cinturón.

Mi respiración se agitó, Jennie era condenadamente sexy y ni cuenta se daba.

Titubeo ahí un momento y a pesar de desear con toda mi alma jalar su mano y hacerla cubrir mi miembro con ella, no lo hice. Quería que lo hiciera sola, cómo ella quisiera, a su ritmo.

Notaba como su mano temblaba cuando su curioso dedo índice recorrió mi longitud visiblemente dura por encima del pantalón de mezclilla que me había puesto.

-¿Todos son así de grandes? -preguntó ingenua.

Y mi ego, de por sí alto, voló a las nubes. Enseguida recuperé la confianza.

Sonreí, intentando no carcajearme en júbilo. Jennie acababa se hacer realidad una de las fantasías más comunes en los "hombres".

-No, princesa. Tienes el privilegio de estar tocando a una rareza, los demás miden la mitad o menos. -le contesté exagerando un poco. -Pero no te preocupes, jamás tocarás otro. -dije sincera.

Ella sonrió y yo volví a atontarme.

Pero cuando intentó desabrochar mi hebilla, mi confianza volvió, de nuevo. Reí por lo bajo y la ayudé. Ella desabrochó el botón de mi pantalón y le pedí que bajara con cuidado el cierre.

Cuando mi pantalón estaba abierto completamente mi bóxer negro quedó a la vista.

-Creí que eras de las que usaban bóxers ajustados. -murmuró casi en susurros y más roja aún.

Yo reí.

-Nena, ya viste que necesito buen espacio.

Ella sonrió y bajó la mirada.

Cerró los ojos con fuerza como para darse valor llevó su mano a mi entrepierna a ciegas. Fue tan rápido y brusco que dolió un poco. Contuve la respiración y retiré su mano. La tomé con delicadeza y la puse suavemente sobre mi miembro.

Jennie seguía con los ojos fuertemente cerrados y yo comencé a mover su mano desde el inicio de mi miembro hasta la punta por encima del bóxer. Pasados unos segundos Jennie abrió un ojo y miró las acciones de su mano, lo abrió tanto que resultó en una mueca graciosa, con un ojo cerrado y uno abierto. Después abrió los dos ojos y con la mano que tenía libre, retiró la mía de encima de la suya.

Y siguió sola.

Después de un tiempo, intentó quitarme el bóxer pero mi posición no se lo permitía así que me puse de pie en seguida, jalandola conmigo.

Agaché mi cabeza para mirarla y ella bajó mi bóxer sin dejar de mirarme a los ojos. Cuando sentí mi pantalón y mi bóxer en los tobillos, volví a sentarme. Tomé su mano y ella se sentó de nuevo en mi pierna bajó la mirada y abrió los ojos desmesuradamente. Con titubeos acercó su mano y volvió a acariciarme como antes.

-No. Rodéalo. -murmuré con la voz ya ronca, colocando su mano en la posición correcta.

-¿Así? -preguntó en voz baja.

Yo asentí y comencé a subir y bajar su mano por mi longitud.

Cuando sentí que ella podía hacerlo sola, la solté lleve mi mano a su pierna, la otra seguía sosteniedo la mano desocupada de Jennie, con nuestros dedos entrelazados.

Recargue la cabeza hacia atrás y cerré los
ojos. Pasaron algunos minutos cuando comencé a agitarme.

Sin poder resistirme, y la verdad, sin intentar resistirme me elevé un poco y mordí uno de sus pechos por encima de la ropa.

-¡Lisa! -gritó sorprendida, enrojeciendose aún más si cabía y yo solté una carcajada, disfrutando de su mano en mi verga.

La miré y vi como su ceño se fruncía, miré mi pene y vi mi glande brilloso, no fui capaz de contener el gruñido de mi garganta cuando la curiosa de Jennie recolecto un poco de mi presemen en la punta de su índice y se lo llevo a la boca

Ella me miró y se encogió de hombros, como diciendo "Bueno, el chocolate sabe mejor, pero no está mal".

-Quiero intentar algo. -murmuró con la mirada clavada en mi pecho y... ¿ya había mencionado lo roja que estaba?

-Haz lo que quieras princesa.

Ella me miró y asintió. Estuve a punto de impedirle que se pusiera de pie cuando vi sus intenciones.

Tragué saliva cuando se puso de rodillas en medio de mis piernas.

-¿Estás segura? -le pregunté sin entender cómo alguien tan inocente sabía qué era el sexo oral.

Ella asintió y su mano izquierda volvió a tomar mi mano, entrelace nuestros dedos y ella acercó su rostro a mi pene.

La detuve de repente del hombro y la obligué a mirarme a los ojos.

-Estoy limpia, princesa. No tengo ninguna enfermedad ni nada, estás segura conmigo. -me vi de repente desesperada por decírselo, quería que se sintiera segura.

Ella asintió y me sonrió tímidamente.

Acercó sus labios a la punta de mi pene y yo lo sostuve a su alcance con mi mano libre.

Jennie le dio un beso casto a mi glande y mi respiración se agitó más. Le dio una lamida tímida, rápida y corta a mi glande y yo me retorci como una perdedora. Jennie abrió la boca poco a poco cubrió con ella mi glande, el interior de su boca era cálido y fue casi imposible controlar la tentación de elevar mi pelvis meterle lo más posible en la boca.

Jennie lamió mi punta y después me miró avergonzada.

-No sé qué hacer. -confesó.

Yo reí, tomé su mano y la hice rodear mi
miembro.

-Sigue acariciandolo como te enseñe, abre la boca y déjame hacer el resto. Sólo no uses los dientes, ¿de acuerdo?

Ella asintió avergonzada y metió mi glande a su boca de nuevo mientras su mano me estimulaba el resto.

Puse mi mano sobre su cabeza y ella quiso levantarse, pero no se lo permití.

-Confía en mí, princesa.

Sentí su cuerpo relajarse y baje su cabeza poco a poco para que abarcara más de mi miembro. Después jalé ligeramente su cabello para que subiera y así continuamente. Cuando sentí que ella ya había entendido de qué trataba aquello solté su cabeza, acaricié su espalda y la miré.

Intentaba controlar mi pelvis y mis gruñidos, pero a veces simplemente era imposible y ella me acusaba de querer ahogarla.

Pasaron los minutos y de pronto sentí ese subidón de adrenalina. Jalé a Jennie justo a tiempo y solté un gruñido más audible y menos controlado, mi semen voló a mi abdomen y mis piernas.

Supe que no volvería a ser la misma cuando Jennie se agachó y lamió varias gotas espesas y blancas de mi abdomen.

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😈

BAD (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora