Capitulo 20

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Intocable

Me protegería de todo y de todos, lo sabía, pero, ¿quién me protegería de ella?




-Lisa me dijo todo eso y después... Me preguntó si quería ser su novia.... Rosé debiste verla, debiste escucharla, estaba siendo tan sincera. -Dije con una sonrisa de tonta en la cara que no se me había quitado desde la noche anterior.

-¿Y aceptaste? -preguntó nerviosa. Y eso que no le había contado lo del claro, tan sólo lo que Lisa me había dicho al final.

-Sí. Lisa y yo somos novias. -dije tan emocionada que no pude controlar el tono de mi VOZ.

-¡¿Qué?! -preguntó una voz detrás de nosotras.

Me giré y vi a la gorda amiga de Nancy viéndome con ojos de pistola.

No supe qué responder, además no tenía que responder nada, era su culpa por escuchar conversaciones ajenas.

Regresé a mi posición normal y presté atención a la clase. Rosé hizo lo mismo, aunque ambas sabíamos que en cuanto acabara la clase tendríamos que lidiar con ella y sus otras amigas gordas.

Los últimos minutos de la clase pasaron y el profesor al fin (o por desgracia) dijo:

-Bien, chicos, pueden retirarse.

Rosé y yo nos miramos y suspiramos con resignación, era la hora. Nos levantamos y guardamos con lentitud nuestras cosas, no queríamos salir aún, esas chicas eran en verdad aterradoras y no parecían felices de lo que yo había dicho, acerca de mi relación con Lisa.

Cuando el salón estuvo al fin vacío salimos, esperando que ellas se hubieran cansado de esperar y se hubieran ido.

No fue así.

Había cuatro, la chica que me odiaba estaba en medio y las demás estaban igual de feas que ella.

-Al fin salieron, barbies coreanas. -dijo la gorda mayor dirigiéndose a nosotras, Rosé y yo nos tensamos al instante.

-¡Largo de aquí! -gritó mirando a Rosé y yo viví una especie de deja vù. Recordé la vez en que Harry me abandonó ante Lisa y sus amigos, y cuando Lisa les ordenó a ellos que se fueran, ahora no sentía ni la mitad de miedo que en ese momento, pero igual estaba aterrada.

Miré a Rosé y noté como el miedo feroz la invadió, pero sólo por un segundo, después sus facciones se relajaron y su posición dejó de estar tensa, en su mirada brilló una idea, un recuerdo, qué se yo, pero parecía haber hecho un tipo de descubrimiento de último momento que podía salvarnos, o tal vez, sólo salvarla a ella, después de todo, este no era su problema.

-Bien, me voy. -dijo tranquila y yo sentí las lágrimas llenar mis ojos. Ella dio media vuelta y comenzó a caminar, las gordas se acercaban a mí con sonrisas malvadas y ganas de hacerme daño, vi a Rosé casi desaparecer del pasillo, pero antes de salir, dio media vuelta y gritó:

-¡Pero, cuidado! ¡No le vayas a hacer daño! ¡Todos sabemos lo protectora que es la Cobra con ella! ¡No queremos que se enoje con ustedes, ¿cierto?! -me miró y me guiñó un ojo, entonces desapareció del pasillo.

Y si yo no hubiera estado tan aterrada, me hubiera orinado de la risa por la cara que pusieron las feas. Sus sonrisas se extinguieron y la gorda mayor se acercó más a mí.

-Tal vez nosotras no podamos tocarte, pero no eres la única que tiene privilegios con la Cobra.

Y dicho esto, salieron por el mismo lugar donde se había ido Rosé lo más patético fue que yo fui detrás de ellas, pues teníamos la misma clase.

BAD (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora