Capitulo 23

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Sus manos.

A veces cuando me miraba sentía que quería lastimarme.



-Hay que repetirlo, fue muy excitante. -dijo Lisa cuando las dos nos bajamos de "Puchin" en frente de mi casa.

-¡No fue nada excitante! -exclamé.

-¡Claro que sí! Mientras más acelero más te aprietas contra mí y más siento tus tetas. -comentó entre risas, esta debía ser la primera vez que lo veía reír así, era increíble, se veía tan relajada, parecía una niña divirtiéndose.

-¡Lisa! ¡Cállate! -dije apenada por su vocabulario.

Ella rio más y abrió la boca para decir algo, pero alguien la interrumpió:

-¡Jennie! -gritó mi padre desde la entrada y se oía furioso. Mierda. -¡Jennie!

Mi expresión se descompuso al instante y las risas de Lisa se apagaron, se enderezó al instante, en su postura alerta, lista para atacar o defenderse. Su rostro perdió toda expresión y no reflejaba nada de lo que pudiera estar pensando o sintiendo, era como una piedra.

-¡Jennie! ¡¿Dónde estabas?! -gritó furioso mi padre caminando, casi trotando hacia nosotros, casi rojo de lo molesto que estaba.

Por un momento no supe qué responder o cómo, mi padre nunca me había gritado de esa manera, jamás lo había visto tan molesto, mucho menos conmigo.

Cuando llegó hasta nosotras, me tomó del brazo bruscamente y me jaló para poderle dar la cara, sentí a Lisa tensarse y mirar la mano de mi padre sujetarme con fuerza.

Eran casi las 7:00 de la noche, las clases habían terminado a las 3:00 de la tarde, el sol estaba a punto de ocultarse por completo y las calles ya empezaban a obscurecer. Yo no había marcado a casa, tan sólo le había mandado un mensaje a Rosario diciendo que no pasara por mí.

-¡Te estuve marcando toda la tarde! ¡¿Dónde estabas?! -gritó enloquecido.

Lisa y yo habíamos regresado al claro y ahí habíamos estado gran parte del tiempo, después estuvimos dando vueltas en "Puchin" por Bradford.

-Fuimos... a dar una vuelta. -dije medio atontada, sin poder creer que mi padre estuviera tan molesto.

Y fue ahí cuando mi padre miró a Lisa, era como si hubiera olvidado que estaba ahí, como si fuera tan poca cosa para él que no valía la pena tomarlo en cuenta.

Yo también miré a Lisa, justo cuando ella dejó de ver la mano de mi padre sujetándome, levantó la mirada y miró a mi padre, de nuevo sin ninguna expresión en el rostro.

Mi padre, sin embargo, puso una cara bastante parecida a cuando hueles algo en mal estado, putrefacto.

-¿Y tú quién eres? -preguntó arrugando ligeramente la nariz, un movimiento tan imperceptible que sólo alguien que ha pasado toda su vida con él, como yo, lo notaría.

Pero creo que Lisa también lo notó, no sé cómo, pero de pronto su mandíbula se apretó.

-Mi nombre es Lisa, señor Kwon. -dijo con los dientes apretados, repitiendo lo que le había dicho la primera vez a mi padre, sólo agregando lo de "señor Kwon".

Mi padre pareció recordar quién era y arrugó
la nariz en un gesto un poco más perceptible.

-¡Ah! La vecina. -dijo con voz condescendiente, mirando a Lisa de la cabeza a los pies.

Yo no podía creer que estuviera siendo tan snob.

-Escucha chica, te pediré un favor. aléiate de mi hija. -diio arrugando la nariz, como si le molestara en el alma tener que hablar con alguien como Lisa.

BAD (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora