Capítulo 1 - Acaban de declarar la guerra

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—Arabella Burberry. —gritó alguien detrás de mí, esa voz siempre la reconocería, tan varonil y única. Traté de voltear para verlo pero alguien me empujó haciendo que casi me cayera contra el suelo. Antes de poder pararlo Hunter empujo con fuerza a un lado al chico que casi me tira—. Cuidado, la siguiente vez no voy a ser amable.

—Tranquilízate Hunter. Estoy bien. No creo que lo haya hecho a propósito. —dije jalando de su sudadera y alejándose del pobre chico que lo veía con temor puro—. Deja de asustar al pobre chico, se nota que es de primer año.

—Casi te tira. —Se encogió de hombros, puse los ojos en blanco y volteé la cara para que no viera mi sonrisa—. Aunque me compadezco un poco de él.

—¿Tu?, ¿Compadeciéndote de alguien? —dije alzando ambas cejas y riendo, me empujó levemente, haciendo que casi choque con un profesor—. A parte no creo sobrevivir mucho más tiempo contigo, me vas a matar un día de estos. Eso significa que no hubiera estado tan mal que me matara el pobre chico de primer año.

—¿Desde hace cuánto tiempo dices eso?— preguntó con cara de interrogación, le empujé haciendo que casi chocara con una chica que parecía que le iba a dar un ataque de pánico en cualquier momento—. ¿Más de seis años?

—Eres insufrible, ¿Lo sabías?— pregunté retóricamente, me quito antes de que un defensa de fútbol americano me sacara volando hasta el otro extremo del pasillo. Me puso enfrente de él y me dirigió con sus brazos en mis hombros.

Tenía tiempo de que no hacía eso. Solíamos hacer eso cuando teníamos 12 años, en ese entonces era un duende, no medía más de un metro cuarenta y Hunter media al menos un metro sesenta y cinco, y tristemente siguió creciendo hasta que llego al metro noventa y algo mientras que yo apenas y llegue al metro sesenta. Ni siquiera alcance al metro sesenta y cinco que él tenía en la primaria y me molestaba con eso. Suponía que toda la vida lo iba a hacer.

—Burberry.— vi como Beck Greenwood caminaba hacia mí, solté una maldición y sentí como Hunter clavaba con más fuerza sus dedos en mis hombros

—Creo que te acaban de descubrir.— Sabía que estaba sonriendo burlonamente, hice una mueca, cuando Beck se paró enfrente de mí, le sonreí tratando de ser amigable—. Ya no puedes esconderte

—Lo sé —dije entre dientes, el cabello rojizo de Beck se veía entre todas las personas atiborradas en el pasillo. Su sonrisa era alucinante y cuando llegó a mi lado, bueno, a nuestro lado, continuamos caminando hacia el auditorio—. ¿Qué tal Beck?

—¿Ya pensaste en esa salida?—preguntó directamente, como siempre, sus ojos marrones me veían fijamente esperando mi respuesta.

—La verdad es que si lo pense.—confesé encogiéndome de hombros con las manos de Hunter aun en mis hombros, tratando de evitar una catástrofe—. Por el momento no puedo pensar mucho en citas, lo siento Beck.

—Está bien. —Me sonrió ampliamente, me confundí al instante ¿Lo acababa de rechazar y el solo sonrió? Bueno al menos creo que no lastimé tanto sus sentimientos—. Pero un dia de estos vas a decir que si.

Dicho esto se fue a paso rápido haciendo que suspirara fuertemente, después de medio año negándome a salir con él, seguía insistiendo. Admiraba su tenacidad, de verdad lo hacía pero no estaba interesada en él. Más bien en nadie.

—¿Nunca se va a rendir? —dijo cansado Hunter. Me reí haciendo que una profesora que pasaba me mirara feo. Pare de golpe.

—No lo creo Hunter. Ya pasó medio año y míralo. —dije mientras entrábamos al gran auditorio. Estaban todos los alumnos de secundaria y preparatoria. Los de primer año estaban asustados mientras que los de en medio los veían con burla que se les quitaba cuando veían a los de último grado. Se podría decir que entre grados no nos llevábamos muy bien—. Me cae bien, muy bien pero salir con él es otra cosa.

Las Estrellas de ArabellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora