Venía corriendo, no paraba. October venía a mi lado. Nos gritaban que paráramos pero si lo hacíamos no sabíamos si volveríamos a ver a nuestro amigos, nuestras familias. Mi celular empezó a sonar y lo conteste inmediatamente, era Hunter.
90 minutos antes
—¿Confías en mí? —pregunté haciendo puchero sentada en las escaleras de la entrada de mi casa, Hunter me veía con el ceño fruncido, nunca le había gustado que fuera al centro de la ciudad como a mis padres por la cantidad de secuestros y robos—. Me voy a ir con un amigo,
—¿Qué amigo? —preguntó viéndome inquisitivamente, me rasque la nuca nerviosa. Me pare cuando vi la camioneta Combi desgastada de October.
—October Cannon. —susurre, Hunter dio un paso para atrás y se volteo hacia donde estaba la camioneta de October, nos saludó por la ventana sonriendo.
—¿Él? ¿Desde cuándo pasó esto? —preguntó dramáticamente, tratando de ocultar lo sorprendido que estaba.
Quedaba menos de una semana para el concurso. Tenía que distraerme y relajarme, me faltaban mínimos detalles que vería al día siguiente y tenía que tomarme un descanso si no mi cabeza explotaría. La única forma en que lo haría era yendo al Skating Park y relajarme.
Hunter me veía con su ceja alzada, le sonreí tratando de ser tierna, él se relajó. No le había dicho nada de lo que sentía por él y lo logré enterrar a medias. El beso aun seguía pasando como una película en mi mente. Trataba de dejar de sentir pero a veces no podía, simplemente sentía como un ser humano.
—Me avisas cuando llegues allí y me mandas un mensaje cada hora. —Asentí dando pequeños saltos, lo abracé y le di un beso en la mejilla. No necesitaba su permiso, eso era claro y él sabía que no me iba a poder parar—. Por favor, cuídate.
—Si, nos vemos mañana, ¿vienes a desayunar no? —pregunté abriendo la puerta del copiloto, metí mi patineta en el piso y le sonreí a October.
—Como todos los domingos. —Me sonrió efusivamente y sus ojos brillaron. Se veían ligeramente mas claros con la luz del sol en ellos igual que su cabello miel se veía casi rubio.
—Adiós. —Me metí y cerré la puerta rápidamente, October condujo hacia la pista.
Se podría decir que éramos amigos secretos, nadie lo sabía más que los de la pista de skate y ahora Hunter. Hablábamos de trivialidades, música y películas principalmente. Nada serio y me gusta estar así de relajada, él no sabía leer mis expresiones como lo hacía Hunter. Por eso se me hacía más sencillo en cierto modo ocultar muchas cosas, si era sincera no tenía ni idea de cómo es que mi mejor amigo no se había dado cuenta que estoy loca por él. ¿Ó ya lo sabia? No lo creo, me hubiera dicho algo y aclarado las cosas desde el principio que no quería nada. October puso un disco de The Rolling Stones, no dijimos nada en todo el camino, era como si fuera su vía de escape del mundo. No podía decir que él fue el mío porque era otra persona. Solo me podía relajar de mis sentimientos por Hunter, por eso me sentía cómoda y no observada, ni juzgada.
Había pensado en una idea que hace unos meses era muy loca. Qué October fuera parte de la banda que Hunter quería crear. Él sabía tocar la batería por lo que me había contado. solo faltaría un chico que tocara el bajo. Ya que Mars tocaría la guitarra junto con Hunter. Primero le tendría que preguntar a mi amigo si quería que October fuera el tercer integrante de su banda.
—Se preocupa por ti. —comentó, voltee hacia él. Su cabello lacio volaba por todos lados, su brazo descansaba en el marco de la ventanilla.
—A veces se preocupa demasiado. —dije riendo, Hunter se le conocía en el Instituto como un sobre protector conmigo. A veces lograba convencerme de no hacer ciertas cosas, solo cuando eran muy locas, incluso para Mars.
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Las Estrellas de Arabella
RomantizmArabella Burberry tiene todo en la vida excepto lo que más anhela su corazón, a su mejor amigo. Lo que realmente puede tener es a su peor enemigo. Sus padres quieren que se case con Ronan Moore pero lo que no saben ellos es que ella se va revelar...