Las Estrellas de Arabella

Capítulo 20- ¿Quién te hizo eso?

Me bajé de la tarima con Ronan, todos se empezaban a acercar para felicitarnos, no supe cómo aguantar todo eso, con la mano de Ronan pegándome a su cuerpo posesivamente cada vez que un chico de nuestras escuelas se acercaba. Jamás vino Hunter, no lo esperaba, de verdad no lo hacía. Ambos sabíamos que nos romperíamos si nos veíamos después de esto y no era el momento ni el lugar.

Cuando se acabó la cena entré a la casa buscando un lugar para estar sola y poder recuperarme, no podía seguir fingiendo.

—Deberías de estar toda la noche conmigo Arabella. —Gire mi cabeza hacia la voz de Ronan, me había metido al estudio de mi padre, era todo vintage, su estilo tan clásico.

—Solo necesito un respiro. —susurre viendo hacia la ventana que daba a la calle. Estaba oscuro, apenas se alcanzaban a ver la banqueta, aún no prendían las farolas que adornan el vecindario. Sentí su respiración en mi cuello, no me podía mover.

—¿De mí? —pregunto, me sentía tan incómoda con él detrás de mí. Su mano se pasó al tirante de mi vestido, me puse alerta de inmediato .

—Si, de ti. —Me volteé y lo empujé, intentando alejarlo de mí pero él fue mucho más rápido y fuerte.

Agarró mis muñecas con una sola mano y soltó una risa que me caló hasta los huesos. Empecé a entrar en pánico, nadie sabía qué estábamos aquí. Era una tonta, no debía de haber venido a un lugar tan aislado, donde nadie iba a venir por un largo rato. Quién sabe que quería hacerme y lo único que sabía era que no era nada bueno. Ronan siempre había sido un chico malo, un chico que le encantaba ver sufrir a la gente y lo disfrutaba con todo su ser, a costa de todos. Sin importar que esa persona este mal emocionalmente o físicamente por sus comentarios crueles.

—Vas a aprender a respetarme. —Su voz fría hizo que me estremeciera, forcejee con él, tratando de esperarme cuando se movió y me estampo a la pared. El dolor pasó por toda mi espalda ante el impacto, apreté la mandíbula para no quejarme.

—Nunca. —contesté, sabía que no debería contestarle, él tenía todo para ganarme en esto. Estaba acorralada y por la mirada furiosa que me dio supe que no dudaría en pegarme, lo haría y eso me aterrorizaba.

—Lo vas a hacer, o va a haber consecuencias que no creo que quieras dulzura. —Pasó su mano libre por mí mandíbula hasta el collar que me había dado Hunter, pensé que me lo iba a arrancar cuando siguió bajando.

Me removí en sus brazos, tratando de separarme, de que no me tocara, pero no le importó. Sentía como lágrimas bajaban por mis ojos. Llegó hasta mi cintura, quería borrar el rastro de sus manos en mi, me sentía tan sucia. La agarró con tanta fuerza que casi se me sale un sollozo de dolor de lo fuerte que me apretó entre mi cadera y torso. Su mirada estaba viendo mi muslo que se veía por la abertura de mi vestido. Frunció el ceño, yo solo esperaba que con lo que ya había tocado fuera suficiente.

—Tienes que bajar de peso. —Abrí mis ojos ante lo que estaba diciendo, sentí como mi corazón se oprimía en mi pecho. Ese tema siempre ha sido muy delicado para mí—. Esos muslos están muy gruesos.

—No voy a bajar de peso por ti, me gusta mi cuerpo como esta. —No me pude morder la lengua, levantó su mano hacia mi cara y supe que me iba a dar una bofetada cuando se escuchó algo fuera.

Se pegó a mí y me empezó a besar, intente quitarlo, pero era mucho más fuerte y alto, no pude hacer nada. Me mordió haciendo que me sangrara el labio, mi cabeza se fue a otro lado mientras que él disfrutaba de esto que tanto me disgustaba. Paso sus manos de mi espalda y fue bajando. Mi mente no estaba en mi cuerpo, estaba tratando de no pensar en esto, en no concentrarme en sus asquerosas manos en mi cuerpo. Hasta que alguien abrió la puerta y se separó de mí. Mi cabeza empezó a dar vueltas y agradecí a quien fuera que me haya salvado de esto, de lo que estuvo a punto de pasar. Cuando me recuperé un poco vi a mi padre en la puerta viéndonos.