Después de la muerte de Billy, Max dejó de ser la misma.
Una carcajada, incluso una sonrisa sincera se volvieron desconocidos en su vida.
Por otro lado esta t/n Bennett, recién llegada a Hawkins (o regresada), con un trágico pasado, pero dispuesta...
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17 de marzo de 1986.
—¿Te vas a quedar a dormir? —pregunté disfrutando de la sensación que me provocaba sentir sus brazos rodear mi cintura por la espalda y su cabeza esconderse y dejando un dulce beso en mi cuello.
—¿Quieres que me quede? —respondió apretando su agarre, me sentía muy bien con eso.
—Honestamente, sí. Me gusta estar contigo entre más tiempo mejor, si por mi fuera, vivirías aquí —me di media vuelta para verla de frente. Amaba su sonrisa.
—Va muy rápido, Señorita Bennett, ¿no cree? —solté una carcajada y le besé la mejilla.
—Como si tú no pensaras igual —sonrió de una manera que la delató y ambas reímos.
—Entonces me quedo, porque yo quiero, no porque lo digas.
—Ajá, muy creíble.
18 de marzo de 1986
—¿Todo bien con Jason, no ha venido en toda la semana? —le pregunté a Chrissy a la hora del almuerzo en la cafetería, me había sentado con las chicas y Max con sus amigos, tampoco queríamos descuidar nuestras amistades por nuestra relación.
—Se ha sentido un poco mal, no ha dormido y tiene unos dolores de cabeza que no lo dejan en paz.
—Pobre, ¿ya fue al médico? —esa fue Emily.
—Sí, Pero pareciera estar en perfecta salud.
—Si omitimos que él se siente como si se estuviera muriendo.
—Seguro se pondrá bien, no te preocupes —intentaba darle ánimos a mi amiga, ella de verdad quería a Jason y verlo a él mal le bajaba un poco el ánimo.
—Tienes razón.
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Me salí de clase de lógica para ir al baño solo para librarme un poco del aburrimiento, entré al baño a orinar y antes de salir me detuve porque escuché a unas chicas hablando y el nombre que mencionaron llamó mi atención.
—Mike Wheeler —reconocía esa voz.
—No es horrendo, pero es un rarito. Está en el club del juego ese con el freak de Eddie, es un nerd total.
