Después de la muerte de Billy, Max dejó de ser la misma.
Una carcajada, incluso una sonrisa sincera se volvieron desconocidos en su vida.
Por otro lado esta t/n Bennett, recién llegada a Hawkins (o regresada), con un trágico pasado, pero dispuesta...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"¿T/n?" Se escuchó como un eco dentro de mi cabeza, me sentía un poco aturdida y mareada por el esfuerzo que había hecho. Miré a mi alrededor intentando captar algo de lo que había hecho y se sintió incluso peor cuando logré hacerlo.
Miré los cuerpos, las caras atónitas de todos hacia mí, la sangre en mis manos por haber estado limpiando con estas la que salía y seguía saliendo de mi nariz. Pero lo peor fue ver los ojos de Max.
—¿T/n? —era ella hablando de nuevo.
—Y... yo —pero tan pronto como pude decir ello sentí que mi cuerpo se desvanecía y solo recuerdo verme cayendo siendo Max estática lo último que alcancé a ver.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sentí un fuerte olor adentrarse en mi nariz haciéndome reaccionar de inmediato y abrir los ojos e intentar apartar lo que sea que fuera de mí.
Estaba en la sala de mi casa, y todos estaban allí.
No me sentía capaz de hablar, tenía la esperanza de que todo se tratara de una más de mis ahora comunes y rutinarias pesadillas, pero lastimosamente no lo era. Era la realidad, y no se sentía tan bien como se suponía debería.
Me tomé unos segundos para acomodarme y adaptarme al estar despierta, pues al parecer me había desmayado y me seguía sintiendo débil. La adrenalina del momento me hizo usar mis poderes de una manera en la que nadie hubiera podido usar después de tanto tiempo dejándolos en reposo.
Me senté en el sofá sintiendo todas y cada una de las miradas sobre mí y mi ansiedad se comenzó a hacer presente. No sabía cómo comenzar a hablar, no sabía qué se suponía diría. Probablemente después de ello tendría que irme de Hawkins una vez más y abandonar el planeta si era posible.
—¿Cómo estás?
Fue la voz que rompió el silencio e hizo que todos la miráramos. Era Chrissy.
—Sí, ¿cómo te sientes? —Emily le siguió. No parecían alteradas ninguna de las dos, solo esperando respuestas como sería de esperarse.
Gracias a ese gesto de su parte me sentí un poco más tranquila, pero solo un poco. Después de todo había más gente ahí en completo silencio.