Después de la muerte de Billy, Max dejó de ser la misma.
Una carcajada, incluso una sonrisa sincera se volvieron desconocidos en su vida.
Por otro lado esta t/n Bennett, recién llegada a Hawkins (o regresada), con un trágico pasado, pero dispuesta...
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Desperté gracias al sonido de varias sirenas cada vez acercándose más al parecer, algo desorientada debido a que desperté y levanté de golpe me asomé primero por la ventana viendo qué era lo que estaba pasando. Varios coches de policías se detuvieron frente a la casa de los Munson estando el tío de Eddie sentado afuera con una cara pálida. Salí de casa parándome junto a mi madre quien también al igual que muchos otros vecinos estaban intentando ver algo para tener una explicación de lo que estaba sucediendo.
El Sheriff se acercó al tío de Eddie, hablaron un poco y luego ellos entraron. Me ganó la curiosidad, ¿qué había pasado anoche? Después de que miré a Chrissy, Eddie y T/n huir no sabía qué pensar. Me fui acercando poco a poco intentando ver algo entre la multitud de policías que estaban alrededor... ¿Jason?
—¡Hey! —una voz masculina me hizo estremecer a la vez que me tomó del hombro—. No puedes estar aquí, vuelve adentro —le di una última mirada a lo que estaba dentro de la casa de los Munson. Era Jason—. Vuelve adentro.
Hice caso y regresé rápido a lado de mi mamá.
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Había llegado corriendo a casa de Dustin, tenía que hablarlo con alquien, nada de esto me estaba pareciendo bien. Cuando el chico me abrió la puerta me dirigió a su habitación donde comencé a hablar. Le conté que había visto de quién era el cuerpo y que se trataba de Jason, también le conté como Eddie salió huyendo.
—¿Jason? ¿El mismo Jason capitán del equipo de baloncesto? ¿Estás segura?
—Sí, tenía su chaqueta del equipo e iba en su auto —seguía Dustin con la mirada porque comenzó a caminar por toda su habitación.
—¿Le dijiste esto a la policía?
—No. Pero no puedo ser la única en darse cuenta de esto, es muy obvio, muy llamativo.
—¿Eddie el Freak con Jason el deportista?
Dustin parecía no poder creer lo que salía de mi boca.
—Exacto. Aún no lo nombran en las noticias, pero te aseguro que Eddie es el sospechoso número uno.
—Es una locura —por fin se detuvo frente a mí, parecía ofendido por la idea de que Eddie fuera culpable de ello—. Eddie no fue. De ninguna manera.
