1

18.2K 1.8K 400
                                    

Cambiaformas.

Había una leyenda acerca de estos que se había contado a lo largo de la historia de la humanidad. Decían que habitaban en los bosques en forma de manadas, habían lobos de todos los colores y formas, y cuando cambiaban a su forma humana... eran simplemente hermosos.

Esculpidos por la misma diosa llamada Luna. Quien les guiaba a lo largo de su vida, protegiéndolos de todo mal y ocultándolos de la amenaza humana.

También existía una leyenda acerca de un humano y un cambiaformas, quienes cambiarían el curso de la historia, uniéndo de nuevo ambos mundos y trayendo paz y amor en las manadas.

— Pf, como si esas cosas pasaran. —dijo Jimin cerrando el libro con fuerza y luego tirándolo al sofá.

— ¡Ah no, jovencito! ¡Trata bien ese libro, ha estado por generaciones en esta familia! —el grito de su abuela le hizo rodar los ojos, y poniéndose de pie a regañadientes, se agachó para tomar el libro y mirarlo con una mueca.

— ¿Esta cosa toda fea? —preguntó incrédulo, ganándose un golpe de parte de su abuela, quien le arrebató el libro de las manos y lo abrazo con fuerza.

— Mi biseabuela me solía decir que era una reliquia, pocos saben acerca de esta historia. —dijo con ojos soñadores, como si un recuerdo lejano la asaltara.

— ¿Historia? Más bien leyenda.

Su abuela lo miró indescifrable, más no dijo nada, dándose la vuelta lentamente y adentrándose a su habitación de nuevo con el libro en manos, apretándolo fuerte contra su pecho.

Se quedó parado allí unos segundos, sin acabar de entender lo que había pasado, pero le restó importancia porque su abuela era un poco rara.

Aún así la amaba con todo su corazón, pues era el único familiar vivo que le quedaba.

La historia de sus padres había sido un tanto trágica. Según tenía entendido, su madre habia muerto al dar a luz, y su padre había muerto un año después por depresión, había luchado por quedarse con el y cuidarlo, pero el dolor de perder al amor de su vida fue más grande.

A veces se quedaba pensando en el cómo hubiese sido si hubiese tenido padres, añorando aquella ilusión. Pero ciertamente sólo era eso, ilusión y un poco de tristeza, ya que no podía extrañar algo que nunca tuvo.

Su abuela había sido muy valiente cuidándolo a pesar de haber perdido a todos también, su hijo, su nuera e incluso en un pasado, a su esposo.

Era triste el pensar que sólo se tenían el uno al otro. Pero esa era su realidad y debía de aceptarla.

Se calzó sus zapatos en la entrada de su casa y le gritó a su abuela que saldría un rato a caminar, recibiendo un "cuidate" como respuesta.

El bosque siempre lo calmaba y lo ayudaba a pensar, más cuando era de tardecita y todo estaba calmado. Una ventaja más de vivir en los límites del pueblo.

El clima se veía perfecto como para perderse en sus pensamientos y meditar, pues habían nubes tapando el cielo y el clima estaba fresco, sacudiéndolo un poco cuando sopló un poco de viento y el frío se coló a través de los agujeritos de su suéter de lana.

Pateó una piedra, adentrándose al bosque cada vez más y más, siguiendo el sendero que él mismo había establecido marcando los arboles con tiza, para no perderse en sus tantas caminatas.

Una decisión un poco estúpida si me lo preguntan.

No supo cuánto tiempo estuvo caminando y pensando en las cosas, hasta que sintió su sueter cada vez más mojado.

Salió de sus pensamientos rápidamente, notando que hace un rato habia empezado a llover fuertemente. No lo habia notado al principio ya que estaba tan sumido en su mundo, que no escuchó la fuerte lluvia, también no la sintió hasta un rato después debido a los frondosos árboles que lo cubrían en cierta parte.

Miró a su alrededor, buscando aquellas marcas que había puesto la semana pasada ya que cada vez iba más lejos que la anterior.

Allí se dió cuenta de su gran y estupido error.

¿A quien se le ocurría hacer una rayita con tiza en los árboles del bosque? Cuando claramente podía llover y borrarlas.

Se dió un golpe en la frente al darse cuenta de ese detalle, más siseó del dolor debido al golpe con la mano mojada. Si que dolía.

Empezó a caminar en el sentido contrario en el cuál estaba yendo, convencido de que así, en algún momento, llegaría a su casa.

Oh Jimin, ¿es mal momento para revordarte tu pésimo sentido de la ubicación?

Se rindió después de una hora caminando bajo la lluvia, con la boca castañeando y las manos pálidas por el frío, el cuerpo sacudiendose en temblores.

Se deslizó hasta el suelo, recostando su cuerpo contra un árbol y cerrando los ojos por un momento. Cuando los abrió de nuevo, a lo lejos, vio una mansión y pensó que ya estaba alucinando.

¿Cómo se llama cuando encuentras agua en medio del desierto, después de horas caminando?

¿Espejismo, no?

Bueno, así lo sentía ahora mismo.

Con las pocas fuerzas que pudo reunir, se paró nuevamente y, apoyándose en los árboles, avanzó hasta aquella "ilusión"

¿Qué podría perder? Era eso o morir de hipotermia en un bosque helado y lluvioso.

Cuando llegó a la casa y subió los primeros escalones, se quedó quieto por unos momentos.

¿Esto es real o me estoy volviendo realmente loco? Más vale que sea real o prometo que cuando suba al cielo, extrangulo a la nube que le tocaba esta zona.

Negando con la cabeza por sus pensamientos, subió los últimos escalones y dudoso, levantó el brazo para tocar la puerta.

Después de respirar profundo unas 30 veces como mínimo, finalmente se atrevió.

Toc, toc, toc.

Suspiro temblorosamente, casi no aguantando el frío, sintiendo cada vez menos sus extremidades debido a éste y empezando a ver puntitos negros en su visión.

Cuando se abrió la puerta, un olor a madera y bosque se hizo presente en el ambiente, y antes de que pueda subir la vista y enfocarla en el rostro del joven, su visión se torno difusa.

Y todo se volvió negro.

Llegó a sentir unos fuertes brazos que lo atrapaban antes de que su conciencia se perdiera en el mundo de los sueños como uno en donde Harry Styles le decía que estaba enamorado de él y su abuela le confesaba que en realidad era princesa de Genovia.

¿No sería principe? Que sueño tan extraño...

Destiny ©Kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora