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El ambiente subía cada vez más de temperatura mientras ambos se besaban con pasión y lujuria.

Los besos iban y venían, dejando rastros de saliva cuando se separaban. Las manos de Jungkook recorrían el cuerpo de su destinado, pasando los dedos por sus costillas hasta apretar su cadera, manteniéndola quieta en su lugar. Un quejido lastimero salió de los labios del omega.

— Quieto. —ordenó.

— Q-quiero más, por favor. —lo entendía, entendía completamente el sentimiento del celo, pero debía asegurarse de hacerlo bien, de no apresurar las cosas y terminar arruinando el recuerdo de su primera vez juntos.

— Se paciente cachorro, ya tendrás a tu Alfa cuando sea su momento. —aunque el otro quizo protestar, simplemente no pudo, no cuando el apodo cachorro se había sentido tan bien saliendo de sus labios.

  Un ronroneo brotó de su garganta, haciéndole abrir sus ojos asustado.

— ¿Y eso? —el pelinegro rio con ternura y le dio un beso casto en los labios.

— Estás ronroneando.

— ¿SOY UN GATO O UN LOBO? YA NO ENTIENDO. —el alfa estalló en carcajadas, recibiendo un golpe en el brazo.

— Un lobo, pero por alguna razón ronroneamos. —se quedó pensativo— Ahora que lo pienso... si es raro...

  Una nueva oleada de calor atacó al omega y sus ojos brillaron por un segundo en morado nuevamente.

— K-kook.

  El alfa no contestó con palabras, simplemente lo volvió a besar, empezando a moverse y a restregar sus erecciones aún cubiertas por sus pijamas.

— Me duele... ¿por qué duele tanto?

— Estás en celo bebé. —el rubio puso sus ojos en blanco.

— Ya no sé si ser cambiaformas es una bendición o maldición. —Jungkook lo miró lascivamente antes de empujar de nuevo, sacándole un gemido al más bajo.

— Créeme, luego te gustará lo de entrar en celo... y otras cosas más. —el rubio no pudo pensar mucho sobre aquellas palabras, pues el placer que sentía cada vez que el pelinegro restregaba sus erecciones juntas era inmenso.

  ¿Por qué se sentía 15 veces más sensible de lo normal?

— Por favor... —rogó.

— Por favor ¿qué? —el omega lo miró como si lo fuese a asesinar— Bueno, lo siento, quería hacerlo más sexy.

— Ya.

  No pudo negarse a las exigencias de su destinado, así que tuvo que apresurar sus acciones.

  Llevo la mano debajo de su pijama y sus bóxers, agarrando la ereccion del rubio, quién contuvo la respiración por un segundo.

  Mirándolo directo a los ojos, asegurándose de que no era el lobo de Jimin quien dominaba la situación, comenzó a mover su mano, trabajando sobre el miembro de Jimin, sacándole gemidos que trataban de ser reprimidos inútilmente.

Destiny ©Kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora