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Jimin se saco los zapatos, que para este momento ya estaban mas que mojados gracias a ese "puente" que de puente no tenia nada. Estaba maravillado con el lugar, era simplemente majestuoso. Habia una cascada, donde el agua; la cual era la mas pura que había visto alguna vez, caía armoniosamente.

— Esto es-

  Sus palabras murieron apenas lo vio.

  Tenia el torso descubierto y se estaba intentando sacar el pantalón mojado, el cual se había pegado a su piel, dificultando el trabajo. Jimin parpadeo perplejo, formando una "o" con su boquita al ver el trabajado cuerpo del mas alto.

  Mio.

  Se tropezó al escuchar esa voz nuevamente, no entendiendo que pasaba y asustándose. ¿Qué era eso? ¿Se estaba volviendo loco?

  El alfa se acercó rápidamente al verlo caer de aquella manera y se preocupo al ver como éste empezaba a entrar en pánico.

— Sh sh, tranquilo —murmuró, estirándose para atraparlo entre sus brazos y acunarlo- ¿Qué paso? —preguntó con preocupación.

— Y-yo escuché algo. —el alfa frunció el ceño con confusión.

— Yo tengo el oído bastante desarrollado y no he escuchado nada, ¿estás seguro? —empezó a balancearse con el cuerpo del rubio, su lobo soltando feromonas tranquilizantes, sintiéndose inútil a la vez porque esto no calmaría al contrario.

— N-no es eso, fue en mi cabeza —dijo un poco mas tranquilo, escondiendo su cabeza en el hueco de su cuello, oliendo la dulce fragancia que escapaba de allí y lo relajaba. El pelinegro frunció su ceño con extrañeza.

— ¿Cómo así? ¿Qué escuchaste? —el rubio levantó la cabeza nuevamente, conectando sus miradas y sonrojándose inevitablemente.

— D-dijo mio.

  El cuerpo del alfa se tenso visiblemente y apretó más su cuerpo contra si.

  ¿Eso era acaso posible? No, no lo era. al menos no para el. Tendría que consultar con los lobos más viejos de la manada y pedir su opinión. Aunque eso significaría revelar la existencia del humano.

— Puede ser una cosa... aunque es imposible, no. —negó con su cabeza, apartando esos pensamientos que vinieron a su mente.

  No debía ilusionarse, era tan solo una coincidencia.

— Oh, está bien. —decepcionado, el rubio trato de levantarse, pero se quedo quieto al notar que el aroma del otro ya no era tan suavecito como hace unos momentos, esta vez era mas amargo- Uhm, ¿Jungkook?

— ¿Si?

— Tengo una duda... ¿por qué tu aroma siempre cambia?

— ¿Mi aroma?

  No...

Si.

— Si, a veces hueles a madera y es suavecito, pero luego hueles amargo, como ahora.

  Aquello activo todos los sentidos del alfa, quien se levantó con el rubio en brazos y lo bajó al suelo.

— ¿Hace cuánto hueles mi aroma? —su lobo estaba aullando, diciéndole cosas que eran poco probables.

  Pero eran demasiadas coincidencias, y los lobos eran tan simples que todo se regia por dos reglas: la de los destinados y la de la diosa Luna.

— Desde que me visitaste en tu forma de lobo, ¿por qué? ¿Qué tiene eso que ver?

— Jimin... los humanos no tienen olfato.

  Ninguno de los dos tenia palabras para aquello.

Ninguno sabia como reaccionar. El lobo tan solo quería tenerlo entre sus brazos y hallar una respuesta a todo eso, pero sabía que Jimin necesitaba tiempo para procesar todo eso.

Y vaya que era mucho para procesar, tanto así que la cabeza de Jimin empezó a doler.

  Era tan solo demasiado en tan poco tiempo y le estaba pasando factura.

  Puntitos negros aparecieron en su visión.

— Jungkook. —susurro, llevándose una mano a la cabeza y cerrando sus ojitos con dolor. En tan solo un segundo unos fuertes brazos lo envolvieron.

— Te tengo.

  Entonces Jimin supo que lo cuidaría, así que cerro los ojos y se dejo llevar.

  Liberando un tenue aroma a almendras.

Destiny ©Kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora