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El pelinegro abrió abruptamente la puerta de la habitación encontrándose con...

...nada.

No había nadie.

— No... —su pecho empezó a doler fuertemente, su lobo arañando y aullando con tristeza.

El alfa apretó su camiseta, estrujándola en sus manos, en el lugar dónde se encontraba su corazón.

Dolía.

Su cabeza hizo click al instante y se trasformó en su forma animal, buscando por los alrededores de su hogar y yendo cada vez más lejos.

¿Por qué no lo encontraba? Se suponía que los humanos eran lentos, no se pudo haber alejado tanto. ¿Tanto tiempo pasó desde que lo dejó solo en la habitación?

Se lamentaba tanto para esos instantes, el sólo no quería lastimarlo, pero terminó perdiéndolo como consecuencia.

Poco a poco fue bajando la velocidad, hasta que su lobo lo empezó a guiar a las profundidades del bosque. Se esperanzó por un segundo, hasta que reconoció el camino.

¿Por qué su lobo lo guiaba hacia los ancianos? La prioridad era encontrar al humano.

Por más que quizo combatirlo, su parte animal terminó ganando la batalla, y lo dejó ganar, resignandose ante el hecho de que la parte animal siempre tenía razón.

Fue su culpa haber perdido a su destinado, fue su culpa el no haberle hecho caso a su lobo, y estaba demasiado triste como para debatirlo.

— Alfa Jeon. —uno de los ancianos lo recibió, brindándole una manta con la cual cubrirse. Se transformo de nuevo, recuperando el mando.

— Anciano Kim, tengo que hablar con el consejo sobre un tema importante.

— Eso lo sabemos muchacho —puso una mano en su espalda y lo guió dentro de la cabaña moderna—, lo hemos sospechado desde tu nacimiento.

Confundido, siguió a Kim hasta la mesa principal del consejo, dónde se sentó en una de las sillas en la cabecera de todo.

— Alfa Jeon, te escuchamos.

— Yo... e

— Empezaré desde el principio, —comenzó, entrelazando sus dedos— un humano llegó a casa hace unos días debido a la fuerte tormenta —miró a todos esperando una reacción, sorprendiéndose al no ver ninguna—. Yo le di refugio pero noté algo, éste humano era mi destinado pero... ¿cómo es eso posible? —preguntó.

— Alfa Jeon, la respuesta es simple. La diosa Luna ha definido el destino de cada uno de nosotros includo antes de nuestros nacimientos, si tu destinado es un humano, por algo será. —responde el alfa Jung.

— Pero éste humano es peculiar, por lo que sé, ellos no pueden detectar los aromas, como un beta, pero él podía hasta notar cuando mi aroma se volvía más amargo.

Los ancianos se miraron entre sí, asintiendo.

— Jeon... ¿sabes sobre la historia de los "humanos" y los lobos? —Jungkook frunció el ceño en confusion.

— Nunca he escuchado nada así.

— Los humanos son lobos Jungkook —el pelinegro abrió sus ojos atónito—. Hace mucho tiempo, hubo un problema de infertilidad debido a las plagas, los niños nacidos en aquellas épocas nunca se manifestaron como Alfa u Omega, pero tampoco como Betas en sí.

— Pero... ¿entonces que eran?

— Se quedaron como Betas, pero... no podían transformarse en lobos. —el alfa Jung negó con resignación— Aquello los hizo sentirse como marginados entre los lobos, y cuando intentaron reproducirse, sus hijos tampoco heredaron aquella capacidad, eso los hizo retirarse de las manadas, pues sufrían demasiado al no poder hacer lo que los demás si.

Jungkook se quedó maravillado ante la historia, aunque también sintió tristeza por aquellos. No podía siquiera imaginarse el no poder transformarse toda su vida, viendo a los demás en sus formas de lobos correr libremente por el bosque.

Debió ser horrible.

— Entonces... si perdieron aquella capacidad ¿cómo es que Jimin si puede olerme? Los Betas no tienen olfato.

— ¿El te olió desde el principio?

— No, me comentó que lo hizo desde que jugó conmigo en mi forma de lobo. —los ancianos levantaron las cejas, mirándose de reojo.

— Jeon, ¿cuánto tiempo jugaron? ¿Pasó algo más?

— Uhm, ¿creo que por 3 horas? No estoy muy seguro —hizo una pausa, pensativo—, también lo marqué con mi aroma, pero nada más.

— ¿Nada más? Por la Luna Jeon, has establecido un vínculo con el humano, esto podría matarte. ¿Dónde está él?

Aquello activó sus alarmas. Había estado tan concentrado escuchando a los ancianos que ignoró el dolor de pecho y lo dejó de lado, olvidándose también de la situación.

— El se fue...

— ¡¿Qué?! Jungkook debes encontrarlo de inmediato, si quieres podemos mandar a algunos de nuestros lobos para rastrearlo.

— No, lo haré yo mismo —de algo tenía que servir la bestia que tenía como lobo, ahora que la andiedad no lo estaba consumiendo, se podía concentrar en el aroma del "humano" y rastrearlo.

Sólo tenía que hacerlo rápido.

Teniendo en cuenta la historia de sus padres... no le quedaba mucho.

Destiny ©Kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora