Jungkook se encontraba corriendo en su forma animal hacia aquel lugar. Aquel que le había encantado tanto a Jimin.
A la vez estaba utilizando su olfato súper desarrollado; aquel que le servía para los rastreos y la caza, para asegurarse de que realmente se encontraba allí.
No tenía que fallar en su búsqueda, pues los lobos destinados con un lazo afectivo no podían separarse (sentimentalmente hablando, por supuesto).
Al llegar al lugar, buscó y buscó, hasta percatarse de algo en el suelo.
¿Esas eran... huellitas?
Empezó a seguirlas, utilizando su olfato para olfatear si es que era alguna amenaza, pero sólo olía almendras.
Almendras y vainilla.
Unas orejitas blancas sobresaliendo de un arbusto le llamaron la atención.
No puede ser...
Era imposible, pero su visión no le fallaba. Un lobito blanco se encontraba enrollado en sí mismo detrás de unos arbustos, rodeado de diferentes flores y con una camiseta a la altura de su hocico.
Su camiseta.
El lobo negro se acercó a pasos cautelosos, no queriendo despertar al lobito chiquito. Era más chiquito que un omega, a lo mejor porque no tuvo tiempo para desarrollarse completamente.
El lobito movió sus orejitas, indicándole que estaba despierto y atento a sus movimientos, más no levantó el rostro ni abrió los ojitos.
El lobito estaba enojado.
Enojado con su alfa por rechazarlo en su celo.
El aroma un poco amargo de Jimin lo hizo percatarse de su enojo, así que su lobo lloriqueó, tratando de ganar su atención.
Pero el lobito sólo giró su rostro hacia el lado contrario, ignorándolo.
Jungkook giro en sus patas y se alejó. Si había ofendido al lobito se ganaría su amor conquistando su estómago.
Un cortejo indirecto.
El lobito blanco sintió su pecho doler y abrió sus ojitos, encontrándose solo nuevamente. Lloriqueo con tristeza, ¿lo había arruinado todo? Se retorció debido al dolor de su lobo, quién desesperadamente necesitaba a su alfa de nuevo allí.
Pero al mismo tiempo su lobito era bien orgulloso, haciéndose respetar y no perdonando al lobo negro, quien le había negado mimitos y algo más anteriormente.
Su lobo estaba indignado, ¿quién se creía que era?
Olisqueó el ambiente, dándose cuenta de que el lobo no se había alejado mucho, pero no se levantó de su nido.
No quería alejarse de allí, podría ser un nido desastroso e improvisado, pero se sentía seguro allí.
Movió sus orejitas al escuchar pisadas apresuradas nuevamente, y su estómago rugió al ver lo que el alfa traía en sus fauces.
Una liebre.
A Jimin podría resultarle un poco asqueroso, pero a el lobito blanco le encantaba ser un mimado, y más si era su alfa el que lo mimaba y le proveía. Con aprobación se levantó e invitó al alfa a su nido, haciendo un poco de espacio en él.
Éste entró lentamente, pidiendo permiso con la mirada, depositó suavemente en el piso la liebre, inflando su pecho con orgullo cuando el lobito, hambriento, empezó a devorarla.
Su alfa ronroneo satisfecho.
Al terminar de comer, el lobo blanco se inclinó y se restregó por Jungkook, agradecido y a la vez, marcándose con el aroma de éste. Jungkook le hizo una seña, indicándole que ya era hora de regresar a casa.
Regresaron correteandose entre ellos, los lobos de ambos felices al encontrarse por primera vez y poder establecer un lazo afectivo a través de juegos, cazas y marcas de olor.
Al llegar a la casa, recibieron gritos y miradas sorprendidas de los demás, pero ambos ignoraron aquello y subieron a la habitación del mayor, recostándose en la cama luego de un largo día.
Ningun lobo quiso ceder el control, así que se quedaron en sus formas animales, el lobo negro rodeando al lobito blanco que se había enrollado a sí mismo de nuevo, buscando calor.
Ya mañana se encargarían de hablar sus partes humanas.
Visuales:
(la última fue el cómo se acostaron en su cama🥺)
ESTÁS LEYENDO
Destiny ©Kookmin au
Fanfiction❝ Existe la leyenda de que cambiaformas habitan en el bosque, una antigua sociedad oculta del mundo "moderno" Jungkook intenta mantener oculta a la manada, pero todo cambia cuando un humano empapado y temblando de frío toca la puerta de su casa. ❞ ...