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No había palabras para describir la desesperación que esa chica de 21 años estaba pasando. Estaba escapando de su ex abusador mientras que a la vez notaba como el sol comenzaba a bajar poco a poco, ella sabía que en cuanto la noche cayera sería su fin .

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La cena estaba servida y la familia Hewitt estaban reunidos pues tenían que platicar acerca de la nueva situación la cual era el cierre permanente del matadero, necesitaban hablar ya que esto significaba y punto y aparte en la vida de los Hewitt, el matadero era algo de gran importancia para ellos y se había ido.

Todos antes de comer hicieron una pausa para dar las gracias por sus alimentos, al finalizar es Charlie o más bien como prefiere ser llamado, Sheriff Hoyt es el primero en hablar.

— Mire, como ya se han enterado se nos ha presentado una muy importante como lamentable situación, el matadero ha cerrado para siempre, Thomas se quedo sin trabajo y muchas personas se han ido del condado, por lo tanto la comida comienza a agotarse.

Las palabras de aquel anciano provocaban temor, pues sus acompañantes le miraban esperando alguna situación, que probablemente no sería para nada reconfortante.

— No hablaremos todavía de nuestra inquilina pues aún no se presenta y tal vez ni lo haga pero esto es lo que tengo en mente y lo estuve pensando desde hace mucho pues ya presentía que algo así sucedería.

Thomas se encontraba a lo lejos, en la entrada de la puerta, tímido y atento a las palabras de su tío, a pesar del comportamiento detestable de ese hombre, Thomas seguía sus órdenes sin importar que fuera, se la debía o al menos eso es lo que Charlie siempre le decía.

— Esos imbéciles no tienen idea de lo que el matadero significa para nosotros, no pasará mucho para que el lugar se infecte de esos asquerosos hippies y motociclistas ladrones, pero nos quedaremos aquí, no nos iremos del lugar donde crecimos. Tal vez se olvide lo que se dijo ahora, pero jamás olvidaran lo que haremos. Gracias al buen oficial presente — las manos del falso Sheriff se posaron en la olla del estofado, ahí es cuando el rostro de Luda se deforma por el horror, sabía lo que Charlie daba a entender con esto — gracias a esto, no tendremos hambre, de hecho... Nunca más tendremos hambre

— Charlie — su voz estaba entrecortada y el mencionado le dirige la mirada — da las gracias

No tenía de otra, tenía que aceptar las barbaridades de su hijo aunque eso implica hacer una práctica tan imperdonable como el comer un ser humano, pero ya no se trataba de si quería, se trataba de algo mucho más importante... sobrevivir.

— Mamá ya te dije que no me llamo Charlie, a partir de ahora me llamo Hoyt, oficial Hoyt

Todo esto era una escena de horror puro, la carne del condenado hombre ahora reposaba en los platos de la familia que sin perder tiempo comenzaron a probar tan exótico alimento, primero Hoyt, luego Monty y después de un rato Luda, solo faltaba uno.

— Vamos muchacho únete a la cena, tú preparaste esto.

Thomas salió de la oscuridad de una forma lenta, miraba su plato y luego a todos a su alrededor, al principio se mostraba indeciso pero finalmente, y con cierta desesperación, el muchacho comenzó a comer directo del plato como si de un animal hambriento se tratase.

La cena fue espectacular y a palabras de Charlie, tenía tiempo sin comer algo tan bueno. Monty se fue a la sala y Thomas se fue a su habitación, Charlie y Luda habían ido a hacer un turno nocturno en su tienda, el clima parecía avisar que pronto llovería.

— Hijo? necesito hablarte de algo muy importante. Se que Heather no ha regresado pero cuando lo haga tenemos que darle la mejor bienvenida ¿Si?

— ¿Qué? ¿Por qué? — el hombre se encontraba confuso

Get Out Alive | Thomas HewittDonde viven las historias. Descúbrelo ahora