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— Pasas el crochet por el hilo y sigues con la técnica hasta formar la tela — Luda reposaba en una silla mecedora tejiendo una pequeña bufanda, enseñando un poco sobre sus conocimientos a su hijo Thomas que igual descansaba en un sillón, él ponía sus manos en su mentón como si fuera un niño pequeño emocionado, veía atentamente, tan pacifico y tan tranquilo, cosa que igual tranquilizaba a su pareja Heather, que pintaba una nueva obra a unos cuantos metros de ellos.

— Me sorprende como Thomas está tan tranquilo y quieto, es algo nuevo en el que conozco — Pasaba el pincel por el lienzo, plasmando un hermoso paisaje en él.

— Thomas siempre se queda quieto cuando le enseño a tejer, le gusta ver por horas como hago una simple bufanda — Sonríe mientras pasa su mano por la cabeza de su hijo — No se desde cuando agarro esa costumbre, igual la de dejar de hablar, cuando era niño era demasiado hablador.

Heather detuvo su movimiento con el pincel al escucharla, curiosa asoma su cabeza y mira a su suegra.

— ¿Thomas hablaba? — Desde que conocía al hombre, creía que su costumbre de no hablar era mayormente un problema más especial, no tenía idea que Thomas lo hacía por opción.

— Si habla, solo que al parecer desde un tiempo para aca simplemente opta por no hacerlo, nunca me explico por que claro pero yo como su madre lo entiendo — Heather sintio como su corazon se ablando por las palabras de la anciana, sabia que a pesar de toda esta loca situacion de canibalismo y asesinato, Luda era la unica de la familia aparte de Heather mas cuerda y que se preocupaba por Thomas, solo buscando que el estuviera bien — Todas esas personas en su niñez lo unico que hacian eran humillarlo a mi pobre niño, todos merecen un castigo por eso, el daño que le ocasionaron nunca lo voy a perdonar.

Heather guardó silencio para escuchar atentamente a la mujer, su curiosidad le pedía saber un poco más sobre él, pero Thomas no quiso meterse en esa conversación, no le gustaba recordar esas situaciones en su corta y dura infancia, las humillaciones y maltratos solo provocan una ira violenta que reprimió durante todos esos años.

Diciembre 1949

Dos años desde que termino de la segunda guerra mundial, una crisis económica había llegado al estado de Texas, dejando al condado de Travis en una muy clara deficiencia económica, la familia Hewitt eran de los más reconocidos por el lugar, no realmente por su constante labor en el matadero del condado, si no por que un miembro de la familia en particular llamaba demasiado la atención y el morbo de los ciudadanos por la razón más tonta.

— Vamos Tommy vamos a jugar, o acaso eres marica? — Preguntaba con malicia aquel niño de 14 años, intentando intimidar al pequeño de 9 años, que simplemente quería comer su almuerzo tranquilo.

— No quiero, estoy comiendo — dijo un pequeño Thomas intimidado por la presencia de aquellos chicos, a pesar de su edad su estatura era muy alta, pero no lo suficiente para hacerle contra a esos mocosos acosadores.

— Owww, ¿el fenómeno está comiendo? Perdón por interrumpirlo su majestad, de seguro solo quiere poner excusas para no mostrar su maldita cara de monstruo a todo el pueblo — Aquel chico no tuvo compasión y golpea la frente del niño, aturdiéndolo y provocando que tirara la poca comida que tenia — Mira que idiota, ahora te toca comerlo del piso como el animal que eres Hewitt — Para terminar su tortura, patea parte de la comida que llacia en el suelo.

— Mejor que ni lo coma, ese estúpido gordo tiene que adelgazar o no atraerá a ninguna chica, aunque no creo que alguien llegue a querer esa maldita cara.

Thomas intentó mantener la calma, clavando sus uñas en sus piernas con una fuerza tal que logró dejar marcas en ellas, los chicos ni se inmutaron por aquel acto, estaban tan entretenidos en "su pequeño juego" que no veían el dolor del pequeño.

Get Out Alive | Thomas HewittDonde viven las historias. Descúbrelo ahora