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— ¿Por qué? ¿Por qué otra vez? — Heather lloraba mientras hablaba con ella misma, arañando sus brazos y pataleando bruscamente.

Los gritos de Heather estaban siendo opacados por el agua de la regadera. La chica observo sus cabellos en el espejo y con un cepillo lo peino lo suficiente para que no se notara el mal corte, mientras se veía comenzó a mostrar varias sonrisas fingidas, veía la sonrisa que parecía más real pero no lo lograba, usó sus dedos para dirigir sus labios y formar su sonrisa pero mientras más seguia mas la hacia sentir miserable.

Habían pasado minutos y Heather finalmente sale del baño y se dirige a su habitación, en la cama yacía un vestido blanco con detalles azulados, un hermoso escote y de tela suave, aquel vestido se notaba que tenía su tiempo pero no le quitaba su toque elegante. Supuso que el vestido era para ella entonces lo toma y comienza a ponerse aquel vestido la cual estaba a su medida.

— Parezco madrina de bautizo... — La chica parecía comenzar a hablar consigo misma, cosa que nunca hacía.

Sale del cuarto pero por segunda vez fue sorprendida por Thomas que ya estaba esperándola. La mirada del hombre era la misma de siempre, molesto de la vida y como si cargara un odio hacia todos.

— ¿Sucede algo? — Heather lo miraba confundida pero este como siempre no respondió.

Thomas no dijo nada y solo tomó el brazo de la joven, las manos de él estaban aún manchadas de sangre lo que incomodó a Heather y la llevó a la planta baja. El claramente se encontraba enojado y era por como se comporto Heather con él hacía un rato, ese sentimiento que tenía con ella cuando llegó a su hogar había regresado, al parecer este hombre si que tenia muchos cambios de humor. Cuando bajaron Thomas la soltó casi empujándola al comedor y sin avisar se retiró.

— ¿Qué pasa? — Preguntaba confundida.

La chica se quitó el polvo que tenía en el vestido producto de las veces que chocó con las paredes mientras era jalada por Thomas, pero en eso una voz débil suena en el lugar.

— Ayúdame...

Cuando voltea su horror regresa pues Bailey, la chica rubia se encontraba en una de las sillas junto a quien parecía ser Dean y en el centro de la mesa yacía el terror de Heather, una cabeza humana estaba como adorno junto a varios platillos hechos de lo que ahora ella sabía era carne humana. Un recuerdo le llegó la cual era esa vez cuando esa familia le hizo comer a la fuerza, ella no sabía lo que era en ese momento pero ahora que lo veía así, un revuelco en el estómago apareció seguido de unas náuseas incontrolables. Heather quería llorar pero sus ojos le dolían por lo mismo.

— Oh entonces ya vio el banquete, ¿Le gusta? — Hoyt se asomó con un arma en sus manos y su traje aún manchado.

— ¿Por qué hacen esto? — preguntaba Heather con sus manos en su abdomen.

— ¿Hacer qué? — El anciano caminó por el lugar acomodando algunos platos — ¿Se refiere a sobrevivir? Usted misma lo está haciendo convenciendo a mi mamá de que es una blanca palomita.

Ella se quedó callada por lo dicho, la rubia parecía tenerle un miedo mayor a aquel hombre y se notaba por su mirada. Luda fue la siguiente en aparecer, su vestimenta se veía más nueva y muy elegante.

— Pero que hermosa te ves con este vestido — Luda se acercó y tocó los cabellos de Heather — ¿Pero que te hiciste en tu cabello? Se veía tan bonito largo, pero bueno no importa ven siéntate yo serviré la comida, Thomas regresara en cualquier momento y tienes que recibirlo — Ella dirige a la joven a una de las sillas, al sentarla Heather solo veía con culpa a Bailey que ya no podía soltar una palabra — Mi hermana no podrá venir ya que está arreglando sus asuntos con su hijo así que no te preocupes por ellos.

Get Out Alive | Thomas HewittDonde viven las historias. Descúbrelo ahora