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Heather pasó su nochebuena y año nuevo retorciéndose de dolor en una cama. Si no fuera por Daryl junto a los anestésicos que él robaba para dárselos, muy probablemente ella no pasaría esas noches con vida. La familia Hewitt en lo único que podía ayudar se basaba en sentarse intranquilos en la sala mientras cada segundo escuchaban los gritos desgarradores de Heather provenientes del segundo piso. La preocupación era agobiante, o al menos así fue para Luda y Thomas pues tanto a Charlie como a Monty no les importaba en lo absoluto.

— Mi pobre niña, dios quiera que en algún momento sane su dolor — Mencionaba Luda con impotencia.

— Ya se repondrá mamá, no entiendo porqué te preocupas tanto por ella si esa niña fue la que se arriesgó por su cuenta. — dijo Charlie con desdén.

— No entiendo como puedes ser tan indiferente Charlie. — Volteó la anciana hacia su hijo con enojo — Ella se sacrificó para que ninguno de nosotros saliera más herido. — A cierta forma Luda tenía la razón, si no fuera por Heather muy probablemente ese disparo hubiera caído en otro integrante. — Si tanto te molestaba mejor ni nos hubieras ayudado.

— Mira mamá yo les ayude no por ella si no por ti. — Aquel Sheriff miró de reojo a su sobrino, que permanecía con la vista en el suelo y muy decaído — Lo hice por mi familia pero no por ella. Nunca le tendre confianza a alguien del exterior y espero que esto lo tomen en cuenta tanto tú — Tomó su sombrero mientras caminaba a la salida, lanzando una mirada fugaz a su sobrino — como tu.

Su últimas palabras fueron entendidas a la perfección, Charlie no estaría dispuesto jamás a aceptarla incluso cuando ahora Heather era la pareja de Thomas. A pesar de eso el oficial mostró más en él lo cual era su ferviente lealtad y apoyo a los que consideraba su familia.

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— Vamos Heather resiste un poco, la medicina pronto tendrá efecto — La voz de Daryl parecia entrecortarse, era una tortura verla sufriendo de esa forma y notarla tan desesperada — Se que tu puedes. — En todos los años que ejerció su trabajo como doctor, nunca le había tocado una situación en la cual él no se sintiera apto para manejarlo. Daryl estaba en cuclilla frente a ella mientras retiraba el sudor de la frente de Heather con un trapo, ella respiraba apresurado por cada segundo transcurrido a la vez que su cuerpo hervía.

Heather se concentraba al máximo para resistir lo más posible, su abdomen se comprimía y endurecía constantemente como método de defensa aunque solo terminaba provocando náuseas en la chica. Pronto y tal como dijo Daryl, fue cuestión de tiempo para que los anestésicos funcionaran dejando inconsciente nuevamente a la joven. Al notar que todo había terminado por el momento, Daryl suspiró y cayó rendido al piso. Su aspecto estropeado terminó siendo más resaltable después de la sección, necesitaba un aseo completo de inmediato. Bajó las escaleras exhausto, estuvo ayudandola durante toda la noche y madrugada sin tomarse ni un pequeño descanso.

— ¿Qué sucede? — pregunta Luda esperanzada.

— Ella estará bien — Él apenas podía hablar, su postura era torpe e incluso necesitaba sostenerse en los barandales de la escalera. — La puse a dormir y según los anestésicos que le puse despertará en mucho tiempo, necesito que alguien la acompañe cuando despierte. — Al pasar el último escalón casi cae pero logra componerse — Yo necesito ir a descansar, si me disculpan. — Su tono no cambió en ningún momento, ni siquiera se esperó a que algún integrante le preguntará como estaba, Daryl solo camino cansado a la salida dejando la puerta entreabierta.

— Ese muchacho — Mencionó el tío Monty desde la lejanía llamando la atención de Luda y Thomas— ¿Siempre fue así de reservado no? — Preguntó en su silla de ruedas mientras que el perro de la familia estaba recostado en su regazo.

Get Out Alive | Thomas HewittDonde viven las historias. Descúbrelo ahora