Caminos entrelazados

18 - Atrapados

Sentí lo frio que estaba el metal en mis manos ardientes conteniendo la angustia de mi corazón al saber que no estaba a su lado, sin saber a donde se la llevarían ni cual seria la razón detrás con plenitud.

Cuando menos lo pensaba mis piernas tomaron vida propia conduciéndome hasta el interior del vehículo, a duras penas pude sacarla afuera ya que los juegos del mundo virtual no tenían efecto en el real.

No quería que la persecución fuera un fracaso por mis propias ineptidudes, lo único de valor que pude conseguir fue un celular que tome de camino a esta situación, detuve a la primera persona que se me puso en frente y le suplique que condujera por mi a cambio de dejarle el ostentoso aparato, accedió de inmediato.

— Bien chico a donde vamos

— De frente, de frente es lo único que sé

— Cálmate o saldrás volando por la ventana

— Acaban de secuestrarla necesito dar con ella

— Entiendo, bien no me vendrá mal este paseo

Como esto habría llegado a pasar si hace poco estábamos felices por nuestra reconciliación, se suponía esa tarde seriamos uno por primera vez y la irrupción terminó por arruinar nuestros planes previstos sin media palabras, el bullicio terminaría por volverme un demente.

No estaba necesariamente abarrotado de vehículos como pensé, me ayudaría a pensar si tuviera alguien a quien impresionar pero algo dentro de mi se había quebrado cambiando mis reglas por completo, me sentía en otra piel, un extraño que empezaba a descubrirse en medio del sufrimiento que brotaban por sus mejillas.

— Chico la encontraremos... tranquilo

— Ella debe estar muy asustada

— Sabes te diré algo, algunos son mas fuertes de lo que parecen

— ¿Lo crees? —titubee tratando de hacerme la idea

— De verdad, seguro ella esta recibiendo las fuerzas que estas sintiendo ahora, seamos pacientes

— Como puedes decir algo así ¿usted ha pasado por algo similar?

— Si, para ser sinceros si

— ¿Por eso aceptaste ayudarme?

— También por el dinero pero bueno, ya estamos acá

— ¿Usted cree en los milagros señor?

— Cada día es uno y espero un día lo entiendas

Miré de frente intentando no incomodarlo, habíamos recorrido poco menos de lo esperado y no tenia claro por donde buscarla, la vez en la que me vio avergonzado en el estrado cuando mis compañeros dijeron que me estaban llamando para recibir un premio y no fue así fue poco con lo que siento ahora, pude haber muerto y la frase estamos acá resonaba por mi mente

Estaría mejor a su lado sin lugar a dudas, ojalá no hubiéramos ido a su casa y venir a la mía, cualquier parte en su compañía adquiría un valor incalculable para mi, ya sea bajo del puente o en las mas altas esferas, lo bueno de hoy fue que también estuvimos en el mismo lugar sintiendo lo mismo a nuestro alrededor, guardo la esperanza de que mi grito la haya alcanzado y la hiciera sentir acompañada, no me hubiera importado perder algunos dedos si eso la libraba del sufrimiento en lo que sea hagan con las personas que raptaban.

Pensaba cuanta falta hacen los que los expongan y les den donde más les duele, en lo que sea eso significara.

Pensaba en mi amigo Ricardo, un tipo que estaba enamorado de mi dulce Alina, y que terminó por conquistarla, me gustaba verlos juntos y aspiraba a lograr algo de similares dimensiones, junto a la chica que llego para darle sentido a mi vida, te hacia pensar como algunos no valoraban lo que tenían en frente esperando que algún suceso extraño se los recordara.

— Estamos cerca

— ¿De que hablas? no te dije a donde ir

— Pensé que seguías al auto violeta que salió tras la explosión

— Las personas parecían concentradas en lo suyo que no parecía le afectaran

— ¿Así? pues a mi si

— ¿No hay nadie atrás como estas seguro?

— Por la placa, es la misma que recuerdo

— ¿Estas seguro?

— Si

— No me importaría dejarte el auto si todo sale bien

— Era mi plan desde el principio

— ¿Que?

— Esta bien, tampoco me detuve a esperar la sorpresa, si es que me entiendes

— No mucho pero te lo agradezco

Nos acercamos prudentemente y seguía sin verla, empezaba a dudar de sus palabras hasta que vi uno de sus mechones, estaba obligada a permanecer en esa posición y en los asientos delanteros aparentaba haber una discusión, algo que desde luego le generaría problemas, tal como tanto deseaba.

Tenia puesta mis esperanzas en tomar el frente de su posición con alguna piedra y mi aliado abriera la puerta, si estaban armados seria un honor recibir un disparo si eso la libraba de sus redes.

— Estas seguro de que quieres hacer esto

— No estaré quieto si eso quieres saber

— No se trata de eso chico si no de que pienses lo que por impulsos puedes tropezar

— Déjame bajar

— No lo haré

— Ya tienes el celular y las llaves, déjame o juro que haré que choquemos

— No estamos en marcha

— Los de atrás reclamarán y te obligarán a acelerar

— Si no avanzo la perderemos y no quieres eso verdad

Me dejo sin que decir, este sujeto estaba involucrándose demasiado en algo que no le compete, dijo que el dinero lo motivo a ayudarme en esta extraña misión, basta de perder el tiempo en idear planes si tengo la solución en frente.

Perdón

Fue lo único que me nació decir, estaba avergonzado conmigo mismo por intentar ceder a la tentación de hacer las cosas sin pensar, ignorando las consecuencias que eso traía consigo

— Esto es lo que haremos —empezó a explicarme lo que seria mejor para ambos, salva guardando nuestra integridad

— Parece que ingresaran a esa vivienda lujosa

— En Cieneguilla estas cosas ocurren todo el tiempo ¿no te conté que al fondo tienen enterrado a un hombre esperando su despertar?

— Usted es policía o alguna especie de detective, no creo que haya estado transitando por casualidad

— No te equivocas, llevo tiempo siguiendo sus pasos, busco a mi hijo Vittorio ¿lo conoces?

Esquivé la vista tratando de poner en practica las tácticas inexpresivas que mi consejera dijo algún día me servirían, quizás hoy mas que nunca.