El fuerte de dolor de cabeza despertó a Laskoni como si en la noche anterior hubieran construido un condominio dentro de él.
No sabía lo que había sucedido ayer, apenas podía abrir los ojos, la cabeza le daba vueltas y sentía como era habitual en él después de cada sábado ese mal sabor de boca. Miro a su alrededor, había varias botellas vacías de vodka y wisky por doquier. También varios posters de rock adornaban aquel extraño cuarto. Quiso salir por un poco de agua, pero la puerta estaba cerrada por fuera.
Sintió miedo, cogió su celular con la batería a penas en 5% y llamo a su mejor amiga, la cual tardo un rato en contestar.
— Hola Alina ¿Dónde estás? Te necesito por favor ayúdame, no debí de ir a la fiesta ayer, ven a recogerme estoy encerrado en un cuarto que no conozco —dije casi muy nervioso.
— ¿Qué? Dame alguna referencia para irte a buscar ahora mismo con el auto de mi papá.
— No sé dónde estoy ni mucho menos como llegue aquí, solo sé que estoy encerrado por fuera y necesito ir al baño porque todo me da vueltas, todo está desordenado por aquí.
— Te dije anoche muy claro que no te vayas con esos patanes, porque serás tan terco a veces me pregunto.
— Dejemos el sermón para más tarde quieres, tengo poco saldo y espero pronto que des conmigo.
— Eso va a estar muy difícil ¿sabes lo que cuesta rastrear un celular?
— Ni idea, pero no tenía a nadie más a quien llamar —hice una pausa y exhalé —lo siento
— Te prometo que es la última vez que tomo.
Me respondió con un silencio
— Alina ahora si será la última vez que tomo de verdad.
Tardo unos segundos en responder, quizás porque no creía una sola palabra que decía.
— Déjame llamar a un amigo, él rastreara tu número desde su ordenador, trata de mantener la calma.
Sus palabras son la anestesia que necesitaba en esos momentos donde me sentía un chico secuestrado.
Alguien manipulaba la cerradura. Colgué de inmediato e ingreso un sujeto del cual nunca había visto.
Era un tipo alto con tatuajes en los brazos, con ojos azules y un cabello castaño casi rubio. Lucía impecable como si recién se hubiera duchado, lástima que esos ojos hermosos no le quitó esa mirada perturbadora que pareciera haberlo visto todo.
— Hey tú que tal te fue ayer campeón, ten te traje un poco de agua, bebe.
— Gracias —asentí preocupado, pero y tu qui... ¿Quién eres?
— Soy amigo del Machete.
— ¿Él te pidió que me dejaras dormir en tu cuarto?
— Algo así pero no es mi cuarto
— ¿Entonces?
— Mejor no hagas tantas preguntas y sígueme
— ¿Y dónde esta él?
— Ahora está comprando un par de levantamuertos en la tía Juliana.
— ¿Hasta allá se fue?
— Si, ahora viene para continuarla.
¿Continuarla? Pero si ya no tengo ganas de nada
— ¿Sabes dónde queda el baño?
— A ver... recorres todo el pasadizo, cruzas la sala y a la derecha.
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Caminos entrelazados
Teen FictionPese a las advertencias de su gran amiga, pronto descubrirá que la chispa que lleva dentro no es compatible con el lugar en el que da a parar, impaciente llamará por ayuda y solo el verdadero amor podrá salvar lo que ya se había perdido. Esta histo...