Subieron el volumen.
Mire hacia atrás para asegurarme de que nadie nos estuviera observando.
Era imposible, todos seguían bailando y bebiendo, solo yo podía notar las lágrimas de mi princesa.
También pude observar que Nasiel se marchaba apoyado en los hombros de un amigo. ¿Ahora donde están tus chicas campeón?
Machete me llamaba junto con un gran grupo de chicas. Le hice una seña de negación con la mano. —frunció el ceño. Mis muslos volvían a temblar.
Clarisa seguía derramando lágrimas. Hablando de líquidos ¿Dónde está el vaso con agua? Rayos... deje encerrada a la chica del cuarto desde hace más de media hora.
Tomé del brazo a Clarisa y le dije:
— Lo que tengamos que hablar lo haremos en el cuarto de al fondo, necesito de tu ayuda. Necesitamos agua.
— ¿Dónde está el vaso que te di?
— Que tiene que ver eso Laskoni, lo siento si derrame tu vaso de agua ¿ok? pero es que tu pelea me hizo temblar.
— Llévame a la cocina por favor, ayúdame a caminar.
Se dio cuenta que la situación era seria.
Al llegar a la cocina tome una jarra enorme, la llene de agua hervida y también tome algunos bocaditos...
Pronto nos dirigimos al cuarto, quise dar pasos apresurados. El dolor era agonizante.
— Clarisa escúchame con atención —dije en el trayecto.
— Dentro del cuarto hay una chica a la que deje encerrada, salió de repente debajo de la cama pidiendo agua a gritos. Fui al baño para traer agua del caño ya que ni se me ocurrió ir a la cocina porque hasta ese momento no sabía dónde estaba. Luego te encontré, desde que llegaste supe de ti. Sentí que fue mi obligación poner a ese tipo en su lugar, pero me tomo mucho tiempo y... —me interrumpió.
— Si me hubieras dicho esto desde el principio ahora no estarías lastimado y hubiéramos podido ayudar a esa chica
Casi al momento grito al aire.
— Les dije que no lo hicieran maldita sea. Ese cuarto es de mi hermano.
Casi nadie nos hizo caso, la fiesta había sido todo un éxito.
Llegamos al cuarto para descubrir quién era esa mujer.
Estaba entre abierta
— Qué raro Clari... —auh me está empezando a zumbar la pierna.
— Entremos para también revisarte a ti.
La chica estaba sentada con el rostro cubierto por su largo cabello, llorando al filo de la cama. Seguía en sostén.
Al verme, grito como suplicando por su vida, pero al ver a Clarisa se tranquilizó, se acercó a ella, parece que le hizo una confesión al oído.
Clarisa me dijo en voz baja.
— Hay alguien dentro del vestidor. La chica dice que intento abusar de ella.
Otra vez no, ya casi no tengo fuerzas para luchar.
Su largo cabello no me dejaba distinguirla, de alguna manera se me hacía familiar.
Le entregamos el agua y los bocaditos, bebía sin parar de llorar.
Por un momento ignore el dolor de muslo que sufría, por la impresión de que haya otro patán en el vestidor.
No puedo más.
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Caminos entrelazados
Teen FictionPese a las advertencias de su gran amiga, pronto descubrirá que la chispa que lleva dentro no es compatible con el lugar en el que da a parar, impaciente llamará por ayuda y solo el verdadero amor podrá salvar lo que ya se había perdido. Esta histo...