19 - Sentimientos

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Ver su rostro me sabía fatal, observar el entusiasmo de no saber que estaba sucediendo, me entraron unas ganas de bajar y decírselo desde afuera, no tenía el valor para romperle el corazón y mi voz quedara en la profundidad de sus recuerdos.

Desde luego no se me daba bien lo de dar buenas noticias cuando te acostumbras a dar las malas, a mi costado no había absolutamente nada pero rápidamente comprendí el amor que los padres tienen por sus hijos, dispuestos a entrar a hacer estallar el lugar cuando supiera lo que le ocultaba.

— ¿Estas nervioso?

— Un poco —asentí extrañada de mis palabras

— Te vendría bien un abrazo de ella

— Eso quisiera

— ¿Qué crees que estén haciendo dentro?

— Cosas malas es seguro pero solo hay un hombre en la puerta

— No creo que sea por seguridad de la casa, seguro que esta como el que da los accesos para entrar

— Si pudiera entraría ahora mismo —comencé a verlo de reojo

— ¿Espero que tienes allí? —le increpé al notarlo

— ¿Esto? bueno ya sabes, un padre se sacrifica

— Quieres entrar solo al estilo de las películas

— No soy suicida si eso te tranquiliza

— No vayas, pensé que iríamos juntos —le recriminaba por la ventana

— Solo te dejaré el espacio libre

A pesar del poco tránsito en la calle, es lo que tienen las casas de campo alejadas de la ciudad, donde el clima es ajeno y refrescante, la niebla cubre las montañas, lo verde resalta entre la humedad.

No lo había pensado demasiado, me ocultó sus verdaderas intenciones, decidiendo en mi lugar dejándome varado en un auto lujoso, no olvidé lo que me decía en el camino, que el dinero de la venta del auto me seria entregado personalmente pero eso lejos de causarme algarabía me resultaba irrelevante si no podía volver a su lado.

Observé que se le acercó gentilmente al sujeto que resguardaba la entrada, este le invitaba a retirarse de parte de la fachada estilando su mano para que no continúe el acercamiento, se rascó la espalda y cuando volvió a poner su brazo en su lugar le insertó un severo golpe en la mandíbula, me percaté que nadie lo hubiera visto y no pareciera haber problema con eso.

La casa del frente de arquitectura moderna con bloques de concreto y lunas azules resplandecientes me trasladaba a esos ambientes que solo había visto por televisión las pocas veces que tenia el control en mis manos.

Tomó sus llaves de su bolsillo y lo escondió detrás de unos arbustos, los lentes que había traído consigo en su camisa lo usó para ocultar sus ojos y hacerlo parecer que se había cansado de estar de pie, llamó a la puerta y contestó enseguida, no tengo idea de como logró acceder pero ya estaba dentro.

El celular que antes le había ofrecido como carnada yacía a mi lado, llamé a quien debía de llamar desde hace tiempo para que estuviera enterada de la tensa situación.

— ¿Hola? —escuchar su voz me tranquilizaba a pesar del ruido de los niños al fondo

— Soy Laskoni...

— Hey hola ¿estas bien? Espero no estés en alguna fiesta de la perdición

— Preferiría estarlo

— Quedamos en algo, tienes que cumplirlo

— No lo decía en serio...

— Por tu tono de voz debe ser algo grave, dime que sucede

Caminos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora