5 - Pelea por el perdón

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Machete y el tipo de los tatuajes observaron la escena, al parecer se entusiasmaban por verme pelear.

El patán tardo unos segundos en levantarse... cuando lo consiguió todos nos rodearon listos para la acción, las chicas en su mayoría le echaban porras diciendo:

— Dale su merecido a ese naco.

— Tú puedes Nasiel

— Destraba al nuevo

— Enséñale quien manda

Aunque solo algunos pocos coreaban mi nombre no porque sean mis amigos si no porque sospecho eran sus enemigos, para mí era más que suficiente la atención de machete.

— No te la vas acabar brother, ya te fregaste.

Yo por mi parte le respondí sonriente.

— Te toco el 8 compare.

Algunos se rieron tanto que se unieron a mi equipo.

Ambos estábamos en posición de pelea dispuestos a dar un buen espectáculo.

No puede ser. La chica del cuarto me necesita y yo aquí perdiendo el tiempo, han pasado no más de 15 minutos desde que salí por un poco de agua. ¿Clarisa? Voltee para mirarla y ahí estaba, como Romano que manda un león a los cristianos en el coliseo repleto de gente.

Quise volver a tener la vista puesta en Nasiel, pero en una pelea cada segundo cuesta.

Caí de repente, me dejo sin aire, no por el impacto de sus puños si no porque al caer me fui de espaldas.

Me pateo los muslos tan fuertes que me las puso a temblar.

Las mujeres en especial querían verme en el hospital.

Quiso complacerlas, pero....
Machete intervino.

— Maldito maricon, apenas voltea y lo golpeas, parao #*/#*.

Lo alejo unos centímetros, se acercó a mí y me ayudo a levantarme, cojeaba.

Me susurro al oído:

— Este imbécil se ha colado, vive aquí en Santa Rosa y se cree el muy muy del barrio, destrózalo.

Asentí como soldado.

De nuevo fui poseído, mis ojos ardían de rabia también por el esfuerzo de concentración, subí mi guardia dispuesto al ataque.

Me concentre tanto en él que note que le sucedía como a mí, le temblaba un parpado. Señal de que algo muy malo le iba a suceder. Me dio igual, solo quería verlo morder el polvo por lo que le hizo a Clarisa.

Me balancee ágilmente con una mirada de águila, mientras en mi mente decía <por tu culpa estoy con un fuerte dolor en la pierna, por tu culpa la chica del cuarto está agonizando esperándome, por tu culpa eh caído>.

TE voy a matar.

Los microsegundos pensando en plena pelea me pasaron factura.

Recibí un golpe solido en la mejilla derecha. Me hizo retroceder y hacerlo sentir más confiado ya que retrocedí algo exagerado para luego esperar mi venganza.

Puse apropósito un semblante temeroso. El me miraba como perro hambriento, en ese momento recordé las palabras de Arce <Mas impresiona un lobo cayado que un perro ladrando>.

Me dio otro golpe solido pero esta vez al pecho.

Es Fuerte.

Avance unos centímetros más, aprovecho para echar una finta mientras con la otra hacia sufrir a mis costillas con una sonrisita de satisfecho.

Caminos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora