La amiga de Clarisa era alguien especial, de temperamento cambiante pero agradable de todas formas, vivió un año entero en San Petersburgo por lo que el frio limeño le parecía verano, dado que sus raíces estaban allá le hizo bien pasar una temporada fuera.
Al regresar sus expectativas cambiaron y arrastraba alguna especie de secreto que desconocía y sospechaba, el rubio de su cabezo era tan intenso como ella misma.
Quería que conversaran juntos y que mejor oportunidad que un festejo no anunciado de nuestra vuelta a la vida, habíamos decidido hacer el menor ruido posible.
— Chicos nos vamos apúrense
— Te veo adentro —la apresuraba también
— Estamos cerca de la avenida
— ¿Qué dices?
— Nada le hablaba a mi vecina, quiere aparcar su nuevo auto
Ya en la camioneta solo era cuestión de que nos den el alcance, ver a Arce y su hermana nos vendría bien y le tenía una grata sorpresa a ambos, esta salida era sana, no se comparaba con las demás.
Nos deleito con su exquisito gusto musical, me hacia sentir mas enamorado y los niños cantaban como si se supieran la letra completa, una canción que nunca había escuchado pero me encantaba, oír como llegaba a las notas altas era un deleite.
Atrás quedaban esos ruines sonidos de perreo intenso o la llamada música moderna que ahora empezaban a disgustarme sus letras encontrándolas absurdas sin sentido.
— Esa me encanta, me la compartieron
— ¿Quién? —contestó Alina
— Yadigha mi amiga, le fascinan las canciones en Ruso con ese ritmo
— Ya vi que tu amiga y yo nos llevaremos super bien
— Eso espero porque me ha costado convencerla
— ¿Tenia planes?
— Para nada, solo no quería salir
— Bueno así es ella, recuerdo que en su fiesta uff no apto para menores
— Hey ustedes lo son, se pasan en serio
— A nuestra edad ¿Cómo eras? —le preguntó
— Disparatada lo admito
Sus hijos entendían lo que significaba esa palabra y empezaba a reír
— Salíamos a fiestas si pero regresábamos a una hora indicada y no podíamos terminar pasadas de copas, además nos cuidábamos menos porque ahora ya saben, hay cada loco
— Por suerte mi Laski no era así
— Me muero de ternura
— Primera vez que me llamas así, ya vi que hoy será un día memorable
Reímos
No me importaba que sonara a nombre de perro o que mi nombre en si hacia referencia a algo que te desagrada, que te da asco, en sus labios no se oía nada mal, me gustaba tanto que sus regaños parecían caricias y sus halagos alabanzas.
Llamé a mi amigo para cerciorarme de que iba bien y así fue, me dijo que estaba cerca al igual que nosotros, su puntualidad no me sorprendía, nuestra otra invitada también estaba cerca y era extraño porque vive algo lejos, quizás no durmió en casa fue lo que me hizo pensar.
Teníamos comida suficiente para todos, bebidas refrescantes y carpas que nos cubran del implacable sol, había dado mi palabra de que me metería a nadar cuando lo único que me interesaba del rio era pescar algunos pequeños peces para la pecera, recoger unas piedras para decorar. Disfrutar de las vistas también me interesa así como de la compañía sobre todo.
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Caminos entrelazados
Teen FictionPese a las advertencias de su gran amiga, pronto descubrirá que la chispa que lleva dentro no es compatible con el lugar en el que da a parar, impaciente llamará por ayuda y solo el verdadero amor podrá salvar lo que ya se había perdido. Esta histo...