Los perros no dejaban de ladrar, creo que soltaron a unos más, mi impaciencia era grande, no podía perder la noción de la realidad, me sentía realmente furioso.
Los gritos eran cada vez más filosos, desgraciados, salieron unos hombres de la puerta, ambos armados y una mujer con una bolsa en la mano.
El dolor que sentí en ese momento era indescriptible, ver a tu chica ser torturada por demonios vestidos de personas, es impensable lo que sucedía en ese momento.
Cogí a refugiarme de los que venían atrás, pasaron de frente con gran prisa, alguien los estaba llamando por el teléfono.
Su voz susurraba por auxilio. Nadie estaba a la vista
Cruce y abrí la puerta, dio tremendo grito y rápidamente le tapé la boca.
Con sangre en la cara y después de quitarle la venda me reconoció, no me había percatado que tenía un corte en la cara hasta que ella me lo dijo.
— ¿Quiénes son estas personas? ¿Por qué nos hacen esto? — sollozando
— Eso lo estoy averiguando — viene alguien.
Le puse la venda y me escondí detrás de una especie de armario sumistradas de equipos de tortura
Volvió la chica con un sujeto, no parecía muy feliz
— ¡Diablos! Tu amiguito me ha traído muchos problemas, maldita seas quien demonio es ese mocoso, ¿¡me lo vas a decir!?
Hubo un silencio por 4 segundos
— Es un tipo que me acosa
— No te creo
— Esta bien, es un compañero de la escuela que siempre está molestándome
Evidentemente ella me estaba salvando, gracias a que dijo eso la mujer se quedó en paz y no hizo más preguntas.
— Vamos sácala y métela al auto
— ¿A dónde me llevaran?
— Fuera de aquí ya esto está tocado
— Ya cállate y no digas una palabra camino allá
Su histeria no le permitía darse cuenta de mi presencia, felizmente no había perros alrededor.
No se había visto nada aun, que siniestros pueden ser algunos lugares en el mundo, mientras se llevaban a Clarisa por los pasadizos, necesitaba seguirlos y escapar con ellos. Así que trepé nuevamente hacia el compartimiento de aire y seguí el instinto que hasta ahora no me había fallado. El lugar subterráneo desprendía un olor a azufre y oxido de carbono. Me toque para corroborar que no estaba muerto y en el mismo infierno, y no, ¡seguía vivo! Con la esperanza y el amor intacto que me impulsaba salir y luchar por ella, no estaba en mis casillas como esperaría alguien que no ha vivido esto, estaba complemente guiado por una fuerza sobrenatural llamado amor.
Los minutos pasaron, oía nuevos gritos desde el fondo de mi lado izquierdo. Tenía la intención de ayudarlos, pero espero que saquen a todos de este lugar porque al parecer podría ser incendiado en cualquier momento.
Las cosas no se podían poner peor en cuando me di cuenta que alguien tocaba mis pantorrillas, un sujeto de manos grandes.
— Teee tengo — sonriente
— No tengo miedo de morir
— Eso lo podemos probar
Jalo el gatillo y no salió ninguna bala, miro el orificio con sorpresa, se disparó el arma directo hacia su mejilla izquierda dejándolo inconsciente.
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Caminos entrelazados
Teen FictionPese a las advertencias de su gran amiga, pronto descubrirá que la chispa que lleva dentro no es compatible con el lugar en el que da a parar, impaciente llamará por ayuda y solo el verdadero amor podrá salvar lo que ya se había perdido. Esta histo...