7 - Secuestrar la inocencia

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Al terminar la película.

Pusimos las noticias, le pedí a Clarisa que fuera por más comida.

Eran las 2:30 pm.

Yeibi la ha pasado terrible hoy ¿Qué hubiera pasado si no hubiera venido por una breve siesta?

Llego el momento de hablar, miré fijamente tierno a Yeibi y le dije:

— Desde que conocí a tu hermano, me hablaba de ti. Decía que tenía una hermana que se preocupaba mucho por él y que por ti es mejor cada día. Me quiso alejar de la banda, pero se lo negué. Ahora sé que machete no tiene corazón, no quiero saber nada mas de ellos, lo que pretendieron hacerte es muy grave, quiero que sepas que yo no sabía nada. Hace un momento mientras dije que iría al baño, llame a tu hermano. Está muy furioso, no le dije dónde estabas porque de seguro vendría con toda la policía encima. Solo le dije que lo llamaría dentro de unos minutos para que hable contigo, procura no contarle lo que te sucedió, se podría suicidar del dolor, procura decirle tuve que traerte aquí para que duermas porque ya era muy de noche ¿Vale?

Asintió asombrada y dijo: — Gracias Laskoni, si no fuera por ti... — no permití que terminara la frase.

Le di un nuevo beso en la frente, esta vez más paternal.

Se fue al baño llevándose el celular a conversar con su hermano. Arce y yo tuvimos una conversación agitada hace rato, probablemente la más seria.

— Arce, escúchame no grites. Tú hermana está aquí conmigo sana y salva. En un lugar seguro, estoy con Clarisa, la chica de mi colegio que tanto te hablaba.

— ¿Dónde carajos estas? Te voy a matar.

— Confía en mi Arce, es una historia muy grande. No hay porque angustiarse, seré breve. Ayer tu hermana te vino a buscar al boom, no te encontró y como era muy tarde la traje aquí para que no le pase nada.

— ¿Qué dices? ¿Con quién estas? ¿Dónde estás? ¿Por qué no la trajiste aquí? Dime de una vez Laskoni.

— Te conozco, te eh llamado para terminar con tu angustia, sé que quieres mucho a tu hermana. ¿aún no has llegado a casa?

— Como voy a ir si mi hermana está desaparecida, me matarían primero porque todos creen que es por mi culpa.

— Escúchame con atención. Llama a tus padres por teléfono y diles que Yeibi está contigo, que te fue a buscar y se quedó a dormir contigo porque ya era muy tarde para regresarse por sí sola. Si te piden que ella hable, le dices que está en el baño que no se preocupen. Debes sonar confiado y convincente. Si titubeas estas frito amigo.

— Hare lo que me dices Laskoni. Quiero hablar con mi hermana.

— Te llamara dentro de unos minutos, aquí tiene de todo. Arce por favor ya no te angusties. Mañana llevare a Yeibi a ese parque que siempre frecuentábamos.

— ¿A qué hora?

— Uhmm más o menos a las 9 de la mañana. Despreocúpate amigo, recuerda lo que tienes que hacer. Nos vemos mañana.

Clarisa trajo pizza, me pregunto por Yeibi. Le conté todo lo que sucedió en su ausencia y lo que fui hacer al baño mientras ellas veían la película. Al rato se apareció sonriente, se había hecho un bello peinado.

Cambiamos de canal. Nos sentamos a comer entre risas por un gracioso episodio del chavo del 8, definitivamente a todos les gusta el chavo.

— ¿Clarisa que pasa allá afuera? Que no escucho ruido—dije entre risas.

— Ya todos se fueron.

— Pero como, que paso ¿los echaste?

— No, solo les dije que mis papas vendrían hoy con mi hermano y se marcharon repentinamente, incluso tu amigo el machete.

— ¿Y es cierto eso? Que tus papas llegan hoy de España.

— No solo les dije eso para que se largaran de una vez, desde un principio quede con Travis que no traería a mis enemigos, me quiso pasear, discutimos. Agarré un cigarrillo de la mesa y es ahí cuando te encontré a ti.

— Travis es el chico de los tatuajes ¿cierto?

— Ese mismo. Es un camello, no sé cómo pude llegar tan bajo para permitir todo lo que hicieron en mi sala.

— Espera, espera. ¿No que tú eres la famosa Labrava? Yeibi sin querer soltó una carcajada, no era para menos.

— Así me dicen desde que mis amigas me retaron a molestar a un cura. Acepté solo para sentir su aprobación, no sabía que decirle así que simplemente le dije todas las verdades sobre las falacias del vaticano.

— ¿En serio hiciste eso?

— Si Laskoni, en esos momentos de mi vida solo necesitaba sentirme aceptada.

Te alejaste y no supe a quién recurrir.

Hubo un incómodo silencio.

Cierto antes ella y yo hablábamos mucho. Yo y Clarisa teníamos una conversación pendiente.

Ya casi eran las 5 de la tarde. Después de jugar algunos juegos de azar, Yeibi daba señales de cansancio me acerqué y le dije:

— Tienes que descansar, ahora volveremos, estaremos en la sala limpiando un poco.De inmediato contesto.

— No por favor, no quiero estar sola, quiero ayudar llévenme con ustedes.

Como pude ser tan insensible para atreverme a dejarla sola con todo lo que ha pasado, cuidare de ella como si fuera mi propia hermana.

— Está bien acompáñanos.— Ay no que flojera limpiar que lo haga la sirvienta—protesto Clarisa.

— En el cielo te botaron por floja ¿verdad?

Nos echamos a reír.

Rumbo a la sala detuve por el brazo a Esmerada y le dije:

— ¿Quiénes son los de la foto?, desde la mañana vi tu foto y casi me da un paro cardiaco al saber que esta era tu casa, con eso de que te hacías llamar Labrava pensé que me mandarías al infierno.

_ Como crees, mira ellos son mis padres, mis primos, mi hermano y mi perro.

— No sabía que tenías ascendencia Europea.

Desconcertada por lo que dije, apresuramos el paso junto con Yeibi.

— ¿Por qué lo dices?

— Bueno porque tú eres pelirroja, blanquiñosa y no tienes muchos rasgos de tus padres excepto el apellido.

— Creo que casi todos los de mi entorno ya lo saben.

— ¿Saber qué?

— Soy adoptada. 

Caminos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora