Half Moon

27. Propuesta.

Me sorprende la forma tan clara en la que se ve mi rostro en la sartén de acero inoxidable sorprendida.

También es la primera vez que veo un utensilio tan costoso y bonito

Cómo regla de convivencia principal que expuso Seongji el día que me fuí a vivir a su departamento es no meter ningún caballero en la casa por ninguna razón Hoseok decidió traerme a su casa que comparte con su madre biológica y así no tener problemas.

Lo que no esperé en el momento que decido prepararle algo de comer es que los utensilios luzcan como nuevos.

—¿Todo bien?— Hoseok aparece con ropa más cómoda y su cabello platinado completamente húmedo.— ¿ Y esa cara?.

— Es que estaba por fritar el arroz con la salsa, pero todas las sartenes están como nuevas — Sigo admirando lo fino que es el utensilio.— Si tú mamá biológica me odia imagínate que arruine uno de estos sartenes

Hoseok suelta una carcajada y estampa sus labios sobre mi mejilla derecha un par de veces.

— Tontita. En primera, mi mamá no sabe ni hervir el agua porque todo lo hace Surma, la empleada. ¿Si la conoces cierto?.

Niego.

— Bueno, ya la conocerás. — Hoseok procede a encender la estufa. — Si no es por surma nos morimos de hambre, aunque yo se cocinar, pero mi tiempo es ajustado.

Detengo a Hoseok en el acto cuando lo veo tomar la sartén. Ambos nos quedamos mirando un segundo. Él con la sartén en el aire.

— ¡Hey!. Yo soy la que va a cocinar.

— Perdón, Quería ayudarte florecita.

— Pues no. — Le doy un suave empujón y lo hago sentarse en la banca frente a la barra — Tú descansa y confía en mí.

— De acuerdo.

La casa es muy impecable y no es una super mansión, no es exageradamente grande, de hecho, no la conozco completamente pero tiene un estilo único y sencillo.

Desde aquí puedo ver a través de las panorámicas que dan vista al jardín malgunas sillas junto a una parrillera.

Dejé de chusmear y me puse manos a la obra mientras que Hoseok revisaba su celular muy concentrado. En mis planes está hacerle un poco de arroz frito con Kimchi y pollo agridulce, aunque si desvío mucho mi vista en cierto peliblanco haré un verdadero desastre.

Y hablando de desastre, no había pensado la posibilidad de que en cualquier momento aparezca la mamá de mi acompañante, lo cuál  me despierta cierta preocupación que por supuesto Hoseok nota enseguida.

— ¿Y ahora Que?

— De la nada estaba pensando que en cualquier momento tu mamá regrese y no le va a gustar para nada verme aquí.— Le digo. — Se supone que ella cree que tú y yo terminamos lo nuestro.

El olor a vegetales y a pollo comienza esparcirse por toda la cocina.

— No vendrá. — Hobi deja su celular de lado y se acerca lentamente.— Con tantas cosas y el viaje relámpago a los Estados Unidos olvidé decirte que obligué a mi mamá a tomarse unas pequeñas vacaciones para que descanse en el pueblo natal de Surma. — Me mira fijamente de brazos cruzados. — Tenemos casa sola.